domingo, 4 de agosto de 2013

David Morán, Bestiario


En la sala de Proartes se está exhibiendo la obra de David Morán, Bestiario. Pinturas en lienzo y tabla con recortes de revistas pornográficas que en nada sirven a su función primera; una vagina es una uña; penes erectos diabólicos cuernos;  lenguas viperinas que de cerca son lenguas frotando clítoris hambrientos. Las apreciaba acercándome y alejándome. Las pinturas que dibujan siluetas y cuerpos de mujeres desnudas, en topless, provocadoras. Casi en su mayoría cíclopes; en el desarrollo de la experiencia extraña la figura que simula los dos ojos en forma de estrellas. Una mujer estaba junto mío, vio dos pinturas y luego abandonó la sala maldiciendo, al artista supongo, a la sala quizá, a la sociedad sin duda.

Este Bestiario es más interesante aún porque envuelve la experiencia de la juventud; colores pop, el espíritu animal de las noches y el tedio de las tardes. Jóvenes que experimentan con drogas, sin rumbo, como es la vida, la que ocultamos, este Bestiario es algo propio de ese dialogo, es arte. Quiénes son las figuras de esta nueva colección de bestias llenas de pornografía, risas, cíclopes a los que sin duda “Nadie” ha dejado ciegos: La zorra, La puta, La dulce, La putita; eufemismos de nuestra doble moral. Todos entendemos hacia donde apunta, hacia las ninfas que han corroído nuestros ojos, al mundo que con sus manos de risa nos deforma, a los cuernos del porno que azotan; la sociedad grita ¡Ole!. Las lenguas de piel tersa y fotografías del porno de los 80’ toda una exposición en crisis de una sociedad en crisis.

Salían de la sala un par de jóvenes cuando entraba, expresión anodina, me divertí mucho viéndolos. No recuerdo el nombre de todas las pinturas “mixtas”, así se catalogan por el uso en este caso de la pintura y las figuras de papel. No hay evidencia en la red del artista, no hay comentarios, es extraño. Tal vez pertenezcan estas bestias a un templo que hay que mantener en secreto y, sólo quienes han desvelado las inscripciones en sus pieles enfermas -como sucede con los personajes de Lovecraft- ven un cruel destino. Hubiera sido mejor escapar.

¿¡A esto llaman arte!? Comentó un viejo cuando salí de la sala, ¿a esto llaman vida?, pensé como contrapregunta. Fui al baño. Abandone la sala Proartes. 

Siento en la oscuridad, en la que escribo esto, el aliento enfermo de una bestia que traga semen, escucho pasos como choques de dos cuerpos húmedos; Honey, recuerdo, Hot, Blowjob, Ass, la memoria me oprime y no sé si pueda terminar de escribir. Fuck You, escucho susurrar a mi oído. Tiemblo, tomo pastillas calmantes, bebo café y pongo música; no es nada, no es nada, me digo.



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