sábado, 24 de agosto de 2013

Tao Lin y sus precursores

He estado leyendo El Rey Pálido de David Foster Wallace, no he escrito mucho por esta razón. Estoy constantemente pensando en la literatura, en cierta medida me he dado cuenta que no he entendido la mitad de las cosas que he leído, y la otra mitad están suspendidas en mi memoria con hilos que apenas estoy atando para no perderlos.

He leído los poemas de Celan o Saint John-Perse sin entenderlos, También me ha sucedido con Hiperión, me confundo, La tierra baldía la he disfrutado sin arriesgarme a comprenderla, El Fauno de Mallarmé del que Debussy hizo una obra... bueno, creo que tengo un gran problema. Por un lado no entiendo eso de lo que se habla cuando hablan los poetas, por el otro, disfruto tanto eso que no entiendo. En ello radica cierta virtud de la literatura. He pensado que tampoco entiendo estas obras como tampoco entiendo mi vida, son como imágenes que se disgregan e incorporan en una percepción de la realidad.

Estoy leyendo por estos días, no sólo a Foster Wallace con El Rey Pálido y La niña del pelo raro, sino estoy empezando a leer Richard Yates de Tao Lin. He leído tanto sobre esta obra, la conseguí y es toda una alegría -me sentía lejos de todo lo que veo sucede alrededor-. Por primera vez entiendo o voy entendiendo la forma de la literatura, Tao Lin será tan importante para la literatura, no sólo por su obra en sí, sino también por su relación con la misma literatura. Borges, escribió algo llamado Kafka y sus precursores, la idea es que a través de un autor actual vemos en retrospectiva otra literatura, Browning precursor de Kafka. Tao Lin es nuestro punto de enclave, el de esta generación mediante el cual el lector ira entendiendo la relación de la literatura con ella misma; discusión que ha permanecido oculta en la academia y ahora ha saltado a medios menos formales. La discusión de hacia donde se dirigue la escritura, quienes son nuestros padres (y todas estas cosas que parecen importantes, y lo son). Lo mismo les habrá sucedido o nos sucede cuando leemos a Foster Wallace. Otras generaciones encontraron en el Ulises una voz; con Poe sucedió al ller a los franceses, y en los franceses con nuestros modernistas, así podríamos seguir e iríamos tejiendo la red de la que hacemos parte como lectores.

No todos, al ver el cielo nocturno y estrellado, puede ver las relaciones de las estrellas consigo mismas y las relaciones que el hombre a creado para ellas. Eso sucede cuando nos paramos frente a la literatura pero, cuando podemos estudiar y tener de cerca lo que vivimos con la llamada Alt Lit en todas partes, esas relaciones se hacen menos dispersas y empiezan tener no sólo relevancia sino relación. Thérien escribió algo sobre lo que él llamaba La escalera, es como una especie de imagen en la que vamos poniendo uno a uno los soportes, uno tras de otro como eslabones, nuestras lecturas. Es una imagen igual a la de Borges, sólo que la de Borges nos pone en relación precisa, la segunda, la de La escalera es como crear una escalera al cielo, sin un fin preciso, más bien como una relación antropológica. Tao Lin en esta nueva versión de la metáfora de Borges, Tao Lin y sus precursores, será como un filtro de instagram. Escritores como Wallace empiezan a tomar forma, su relación en su generación, con la nueva literatura, con la vieja, con Beckett, Kafka, y todas esas comparaciones que adrede los críticos o quienes hacen las reseñas de sus libros quieren hacer. Cierta es una cosa: estas nuevas lecturas forman nuestro entender de las anteriores, es una capacidad extraña de la literatura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario