Cuatro personas, dos
familias, opuestos que se mezclan; una crisis económica global (1929); vivir de
escribir o de enseñar; la estabilidad imposible y la perfecta vida que de cerca
revela sus fisuras; el abandono hacia la vida. En Lugar Seguro de Wallace
Stenger. Una novela que vale la pena leer, aquellos que se desenvuelvan en el
medio académico se verán reflejados por momentos. Una fuerte contradicción marca
la primera parte de la novela:
-en la enseñanza por lo menos te pagan un sueldo.
-ya lo sé – dijo él-. La pobreza y la poesía son
hermanas gemelas.
(Pag. 106)
Sid Lang es un
muchacho rico que escribe poesía, pero que no halla la forma de hacerlo, a
pesar del aparente talento en él. La enseñanza le proporciona la estabilidad
requerida, escribir es una aventura que su pareja Charity y el resto de su
circulo le cuestionan. Lo mejor es lo que se tiene seguro. Las plazas fijas en
la universidad son un leimotiv de estatus y confort. Larry, un escritor con relativo
éxito. Logra publicar una novela y hacer que sus textos aparezcan en diferentes
revistas literarias, como puede vive de ello. Pero aun así, la pobreza, la caída los acompañan. La vida
es dura, la amistan con los Lang; Charity, una mujer práctica y rígida, Sid un
profesor respetado, pero que no cree en él como poeta, son un lugar en el que la
vida adquiere otro significado:
¿Introducirnos? ¡Nos Precipitamos! Veníamos de la
mezquindad y la escasez de expectativas, y recibimos su amistad como unos
caminantes muertos de frío acogidos en una habitación seca con un buen fuego.
Nos abalanzamos dentro, frotándonos
las manos de satisfacción, y después ya nunca volvimos a ser los mismos.
Pensamos mejor de nosotros mismos, y pensamos mejor del mundo. (Pag. 48).
Los Lang y los
Morgan se complementan casi tienen hijos al mismo tiempo, se puede pensar que
esa amistad es el pilar de su mundo. El resquiebre de ella empieza a desboronar todo, como se nota más a
delante. Se necesitan, se complementan. Sally, la esposa de Larry es una mujer
que entiende a su marido, y ha estado dispuesta a vivir con él bajo la presión
de la escasez y las creaciones que no se sabe si fructifiquen.
-¿Y heredaste dinero suficiente para poder salir
adelante?
-¿Heredar? Sí, bueno, supongo que hubo una
herencia. Saqué unos cinco mil dólares de todo. Lo metí en un banco y el banco
quebró.
-¡Qué suerte podrida! – dijo Charity-. (…) (pag.
31).
La novela ha sido
tildada en algunas reseñas como aburrida, pero
creo que el adjetivo deviene de la falta de artificio de la novela. Su
lenguaje es muy simple, no trata de escondernos nada, sólo de desnudar la vida,
tal y como sucedes. Los personajes estereotipados como bellos, rubios y de
cuerpo firme no se hacen adrede o por algo involuntario y elitista, es sin
duda, el querer dibujar lo que en el imaginario es ideal, el Kent y la Barbie,
el mundo que se derrumba en medio de la posibilidad del dinero y la
imposibilidad literaria. La novela es casi unas de las ultimas de su autor, que
apenas si se ha traducido al español. En 1987 vio la luz.
El paraíso. Con su
serpiente, por supuesto. Ningún paraíso es tal sin su serpiente. (pag. 194)
La contradicción
misma de la literatura está por toda la novela, a saber, la incertidumbre del éxito
o del vivir habita en ella, y aunque el éxito sea algo para juzgar en un buen
autor, como se diría en Martín Bauman de Leavit, el otro lado de la moneda nos
dice, que el éxito te da la posibilidad de estabilidad, quizá lo más difícil de
lograr para un escritor. Toda la novela es una oda a la esperanza, sin que se
mencione jamás. Comienza con ambas parejas ya envejecidas y acabadas por el
tiempo, este es su último encuentro. Todo lo demás es el recuerdo de su vida,
de sus subidas y bajadas, todo escrito muy honestamente, probablemente no hay
una acción en específico. Pero sus disertaciones sobre escribir, sobre mantener
un trabajo como profesor universitario, sobre vivir o trabajar arduamente para
subsistir, los Lang y los Morgan. Una moneda lanzada al aire.
El libro se editó en
Libros Asteroide, 2008. En Lugar Seguro, mantiene una reflexión viva que se
mezcla con la vida, con sus contradicciones y ambigüedades.
-Charity tiene
una mentalidad muy práctica, mucho más práctica que la mía. El año pasado hizo
un estudio sobre qué habían hecho todos los profesores titulares y agregados
para que les concediesen la plaza fija. El resultado fue el que te esperarías.
Lo mejor es un libro académico: escribe El camino de Xanadú, y admitido. En
segundo lugar quedan los artículos, pero hacen falta un montón. Me cita a De
Serres, que coge una idea simple como la perfectibilidad y despliega toda una
serie de pensadores y escritores sobre el tema, uno detrás de otro. Jefferson
sobre la Perfectibilidad. Freneau sobre la perfectibilidad. Emerson sobre la
perfectibilidad. Whitman sobre la perfectibilidad. Y es algo que prácticamente
puedes hacer con los índices de materias de las sobras completas.
-No me digas que Charity prefiere esa mierda a la
poesía.
-No. Sólo piensa que es lo que tendría que
escribir durante un tiempo. Dice que es como la política. Primero sales elegido
haciendo todo lo que tengas que hacer; y luego ya votarás según tus principios.
Los profesores de universidad lo tenemos mejor que los políticos porque si
eres, digamos, diputado, tienen que reelegirte cada dos años, pero si eres
auxiliar lo único que necesitas es que te asciendan a adjunto y ya estás tan
seguro como un magistrado del Supremo. Puede que nunca te asciendan a catedrático,
pero no pueden echarte.
(pag. 67-68)
**
-Un poema no es egoísta – dijo Siid que no parecía
ofendido-. Habla a la gente.
-si eso es suficiente… ¿algún poema te empujó
alguna vez a la acción?
-acabo de decirte uno.
-eso no es acción ¡eso es inacción! La verdad,
Sid, el mundo necesita gente que haga cosas, no que huya de ellas. (pag. 104)
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