Hay varias cosas importantes, la primera:
esto no es importante. La segunda: luchar para que esto llegue a manos ociosas
y no a gente ocupada en señalamientos sobre y para. Se buscan lectores,
básicamente. El Desocupado Lector, ese ser ocioso de Cervantes que para
Baudelaire no era más que un Hipócrita, del que Barth (como bien me lo hizo
saber Alberto Sánchez Galeano) decía era un obstinado hijueputa, lector que
Cruz kronfly quiere convertir en agónico, antes que un trabajador como decía
Zuleta o un ser abierto al goce como dice Manguel. En fin, cada quien es lo que
quiere ser. ¿Han escuchado eso de los derechos del lector?, bueno, están en todo su
derecho de No Leer nada de lo que aquí mencionaré. Deténganse antes de que sea
tarde porque cuando nos recomiendan un libro este queda destinado al olvido. Es una
ley del universo. Esto no es una recomendación, sólo escribo, ustedes leen. No
intenten buscar ninguno de los escritores que mencionaré, ni dar clic en los
enlaces que encontrarán, ni ir a las librerías a comprar uno u otro.
Cuando Umberto Eco escribió ese libro Signo
¿qué quería decir?, mostrar la función y desarrollo de eso que llamamos
"signo", o jugar con nosotros sobre los modos de interpretación de
este. Lo pregunto por las cosas que encontramos hoy y definitivamente debemos
saber de qué manera interpretar, por lo menos en el escenario comercial. No
está mal abogar por un poco de inversión en el tema editorial, si no en modos de
publicación sí en formas de promoción y acercamiento, acceso a sus clientes,
los lectores. En Colombia se escribe mucho, eso lo dice Luz Mary Giraldo, y no
hay que ser un académico para notarlo. Los números de novelas, cuentos y poemas
que se presentan a los concursos literarios son enormes, y van en aumento. Cada
vez que se abre convocatoria a algún concurso literario, y vaya que hay muchos
concursos, rebosa el número de inéditos esperando su turno de ser galardonado. Tan así, que
probablemente no sea difícil decir que entre nuestros conocidos haya alguien
que ha ganado uno; un amigo, un profesor, un familiar, o (abstracción
máxima) el amigo de un amigo. Que se escriba mucho no quiere decir que se
escriba bien; no todo es tan bueno, pero definitivamente no todo es tan
malo. Ahora tenemos este signo tan inmenso como el número de cuentos
presentados al Concurso Nacional de Cuento del Ministerio de Cultura y RCN:
29.496 (global).
Podría equivocarme en lo que viene primero
y después.
¿Qué está sucediendo con la literatura
colombiana?, cuando escuchas que Juan Álvarez es invitado a la Feria del Libro
de Guadalajara como un escritor con proyección, siendo aún joven (el tiempo nos
afecta a todos), junto con otros, claro, pero a él, al colombiano, tenemos
algo. Luego en la revista Granta Andrés Felipe Solano es nombrado uno de los
mejores escritores en español. No es para inflar el pecho, pero sí para prestar
atención. Entonces tenemos a la Revista Arcadia nombrando a Los Estratos,
novela de Juan Cárdenas, como una de las mejores del 2013. Los adjetivos
podemos dejarlos de lado, lo que nos importa es la relevancia que están
teniendo los escritores colombianos. Andrés Arias, es otro que ha llamado la
atención con su novela "Tú que Deliras". Al lado de estos escritores
hay otros, no menores, pero que dejan sus textos libres en internet, Fabian
Buelvas, Juan G. Sánchez, Javier Moreno, todos ellos con buena calidad. Sumemos
los blogs (como el de los antes citados) que pueden darnos otras ventanas a la ficción o la poesía como la de
Daniela Prado, poeta caleña (¿han leído Los Detectives Salvajes?, ella es
como Cesárea Tinajero, sólo que no está perdida,
no todavía). Y así
muchos, Ana Colombia, Isabel Estrada, (quién colabora con los muchachos
de La Silla Renca, editorial independiente en Popayán), Leonardo Torres en el
blog Taja Lapiz, toda la gente que a nivel local (Cali) ha pasado por la
fundación Plenilunio, que imagino debe tener su referente en cada ciudad de
Colombia. Hasta este mismo blog sin suerte lo intenta. Así que la esfera crece, la burbuja es innegable. ¿Qué sucede con la literatura colombiana?, nada, o
mejor dicho, busca lectores. Antonio García Ángel, quien tuvo como tutor a Vargas llosa. Andrés Burgos. Estoy tratando
de recordar nombres.
Incentivar la lectura es algo que se hace confuso. Los programas optan generalmente por dos caminos, se aboga por la
lectura como algo de buena costumbre, que ayuda hacer mejores personas, que nos
despierta y nos levanta. Sin duda leer nos cambia, pero no se puede moralizar
ese cambio. ¡Una moral dentro del arte es horrorosa! El segundo camino es
abogar por la lectura pero de las obras cumbres, de lo mejor de lo mejor, obras
que exaltan el espíritu y abren la imaginación, obras que nos llevan a otros
mundos. Sin duda, pero es como recibir la peor educación tradicional y
conservadora del mundo. Literatura es libertad. Si hay obstinación en el Lector
de Barth, lo que hay en el escritor es terquedad. ¿De qué viven los
escritores?, no lo sabemos, que encontremos obras en internet gratis dice que
no de sus libros. Ver tantos escritores (sin duda no los nombro a todos, faltan
¡faltan!) y ver un mercado rancio de Faciolinces, García Márquez y compañía da lastima.
¿Dónde encontrarnos con la literatura? Internet parece un camino. Sin embargo
ante los esfuerzos debemos decir que esto sin dinero no camina. Juan G. Sánchez
busco ayuda para financiar su libro, lo autofinanció, se puede decir. Juan
Álvarez probablemente de no ganar el concurso de cuento no hubiera llamado la
atención de las editoriales, algo parecido de lo que sucedió con Medina Reyes. No tienen que ser grandes editoriales, con las que
tenemos son suficientes. Meterle mano a la promoción y
acercamiento, arriesgarnos a publicar, arriesgarnos a leer. Tener la
posibilidad de encontrar los libros, así sea en las ciudades principales, por
ejemplo, Juan Cárdenas por ahora sólo se consigue en Bogotá.
Es importante acercarnos a la literatura, hacer
de nuevo memoria sobre las formas de esta en la narrativa nacional. Hacer crítica
seria, la que dicen seria. También alguna que otra no seria (como esta). No
necesitamos más tesis en las bibliotecas sobre nuestra literatura. La
necesitamos mezclada en nuestra manera de pensar, en nuestra percepción del
mundo. Hablar de literatura y proveer las posibilidades de encontrarse con
ella, nada más para que esté allí esperando un lector. No un estudio profundo,
que sirven, claro, pero no para lo que interesa; encontrar lectores. Hablar de
esto, de esto, y de esto, para que despertemos. Algo está sucediendo con
nuestros escritores y vale la pena verlo. No dejarlo pasar, acercarse y ver de
cerca, de lejos, en perspectiva, como un panorama. Un panorama a un panorama,
seguro un estudio a estos libros y escritores existe. Pero los textos académicos
le aburren a mi madre, ella prefiere la historia dentro de Los Hermanos Cuervo.
Mi hermano la única interpretación que hizo de Barranquilla 2132 fue que le gustó
mucho, y bueno, lo demás, que es lo que todos esperan porque parece muy
importante; el análisis, vendrá después o no. ¡Qué importa! La literatura
requiere de ocio, y el ocioso vive perdido en sus caminos, en la distracción y
la contemplación, y a veces eso es lo que importa.
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