viernes, 2 de diciembre de 2016




la rabia recorre el cuerpo
quieres gritar
en este momento esperas a que cargue una película en internet
no piensas
has puesto pines a correos que no tienes
intensión de contestar
cada día entras no siempre los lees
a veces sólo te quedas mirando el nombre del remitente
los dedos hacen un ligero movimiento
una simulación de escritura mental
abres una conversación vieja en el chat de gmail
en el chat de fb
revisas pantallazos que tomaste de whatsapp
tu vida cae y revienta
caminas por la calle como un teléfono al que se le ha roto la pantalla
da la sensación de daño
pero también de que se ha vivido
es aburrido no estar enfermo
quieres gritar y gritas
revientas tus puños contra la pared
cuando la garganta se agota
viene el llanto
uno frente al otro
con tanto amor y odio
no creas carpetas especiales en tu bandeja de entrada
para las personas a las cuales prometes escribir siempre
tampoco las eliminas
internet suele venirse abajo también
afuera el aire es frío
en tu mano tienes la vida
y no haces nada con ella
la arrojas sobre el asfalto
gritas una vez más
hasta que ya no sientas nada


sábado, 19 de noviembre de 2016

Mis clases con Hebe Uhart


Uno. Esto comenzó hace algo así como tres semanas. Estaba en Bogotá porque sí. Estaba allí porque no quería seguir en el lugar en el que estoy ahora, desde donde escribo. Escapé para volver. Pero hace tres semanas estaba caminando por la séptima en Bogotá a contravía de una marcha por la paz de los estudiantes de la Universidad Nacional. Creo, si no estoy mal, que tengo una o dos fotos de los estudiantes marchantes. En la séptima con veintiséis, por ahí, queda el Hotel Tequendama. Ahí me dirigía. Ahí comenzó todo, aunque realmente debería decir que comenzó ese mismo día a la noche. Muy tarde. Es el mismo día en que hablé por teléfono con C. por un par de horas, estaba algo extrañado por un texto en el que le echaban mierda, bueno, a mí también. El asunto es que a mí me dio risa, pero él se sintió raro. Y luego de colgar me puse a leer. O tal vez esto comenzó antes, mucho antes de decidir venir aquí. En el Tequendama estuve charlando con Mariano Blatt. Hablamos de la literatura argentina, del mundo editorial, de poesía, de Cesar Aira, de Saroyan, de Katchadjian y de otros escritores que para mí son ídolos. Para él, compañeros de oficio. Mariano Blatt es uno de los creadores de la editorial Blatt & Ríos. Conseguí algunos de sus libros antes de despedirnos. Si quisiera poner nombre a este párrafo, que también es este día, bueno, lo titularía: Mariano Blatt.   

Dos. Aquí la historia es distinta. Pertenece, en primer lugar, a Liliana Villanueva. Es arquitecta. Mi ignorancia acerca de ella es casi total. Lo que sé es que ha estado, con algunas ausencias, desde 2003 en el taller de escritura de Hebe Uhart. Liliana es escritora. Presta su voz a Uhart, Liliana se convierte en Uhart. Resultado de este desdoblamiento corpóreo nace un libro que editó Blatt & Ríos hace exactamente un año: Las Clases de Hebe Uhart. Un libro de reflexiones sobre la escritura y el escritor. En el prólogo Villanueva advierte que escribirlo fue un reto. Tomó todos los apuntes de clase, todos los recuerdos posibles y se sentó a dar forma al libro. Y aquí es donde la historia deja de ser Liliana Villanueva. Ahora es Hebe Uhart, son sus reflexiones sobre Felisberto Hernández. Sobre la literatura argentina, sobre el arte de la ficción y la crónica de viaje. "Al principio traté de diferenciar y respetar su voz, encomillando bajo citas las frases que sacaba de mis apuntes. Pero mientras avanzaba, me di cuenta de que más de la mitad del texto estaba entre comillas. La voz de Hebe se impuso", dice Liliana.  El libro explica de forma muy sencilla el arte de la escritura. Imposible de ser escrito desde otro lugar que no fuera la voz de la propia Uhart, Villanueva desaparece mientras escribe. Uhart, es al final, el gran descubrimiento. No Liliana. Aunque sin duda le debo algo enorme. Le debemos, debería decir.       

Tres. Hebe Uhart nació en Argentina en 1936. Ha escrito poco más de doce libros, la mayoría de relatos. Es una escritora impresionante, como la mejor Joy Williams o una Lidya Davis, quizá una Didion (Fogwill dirá Silvia Ocampo y Gandolfo dirá Lispector, Levrero o Felisberto... etc). Es una mujer de una frescura en el lenguaje que te sobrecoge, y sus personajes en las crónicas de viajes son del tamaño del mejor Di Bennedetto. Aunque toda comparación termina siendo odiosa, y valdría más decir que es única; ella es única, que lo es. No hay forma de hablar de Uhart sin sentir que algo adentro que se enciende. Una especie de emoción, primero por el descubrimiento, segundo por el poder de su narrativa. La precisión de la palabra y la narración impecable que te atrapa. No es que deba leerse, es que debemos conocerla. En las clases de Hebe Uhart, Liliana Villanueva escribe, quizá mejor decir, Hebe Uhart enseña, "Escribir es una artesanía extraña donde es necesaria e imprescindible la conexión con uno mismo, ya que el que va a escribir debe aprender a acompañarse, a desdoblarse de alguna manera siendo a un mismo tiempo el personaje que siente siente y el otro, el que observa a ese que siente o que está viviendo algo". Leerla es conocerla. Eso es suficiente para nutrirte en el camino que llevas.

Cuatro. Al final estoy yo de nuevo. Sentado en una habitación que hiede. Repasando las paginas del libro de las clases de Uhart. Cargándolo en la mochila y sacándolo en medio de las fiestas para decir a quienes me rodeaban que he encontrado el amor. Que por fin una biblia que vale la pena. Estoy yo sintiéndome conmovido al leer sus relatos en este cuarto del que salí en Cali y volví sintiéndome mejor. Sintiendo ganas de salir al centro, fumar y tomar un café. Y caminar. Porque es lo que suelo hacer cuando necesito pensar. porque es lo que te hace Uhart, te hace pensar, te enseña. Aunque debería decir, Liliana, nos enseña. O quizá deba decir, Mariano, me enseña. O quizá deba decir, que la vida, pateándote el culo, enseña. Uhart es una de las mejores lecturas que he podido tener, quizá sólo comparada a la sensación que me produjo Postales de Invierno de Anne Beattie, o cualquier cosa que pueda leer de Aira.  


jueves, 13 de octubre de 2016

Zach is criying



Zach Hill nació en 1979
Junto a Carson McWhirter
hace una improvisación
30 min. de los cuales llevo 20.
Zach toca la batería.
Es ruido
desde hace semanas siento
deseos incontrolables por huir.
El sonido de la batería de Zach
es mi corazón los pies
sobre el asfalto moviendose deprisa los puños a la pared
es la sangre corriendo por mis venas
La distorsión de la guitarra
los largos vibratos, la reverberación
los sonidos sin orden
cada uno lleva su propio asunto encima
y algunas veces no se puede dormir por esto
muerte miedo y angustia
a veces sólo hay que sacudirse con violencia
el problema de la escritura ha sido
no saber cómo decir lo que se quiere decir
la malinterpretación
el vacío
la necesidad de significar
si la poesía hoy debe servirnos de algo
que sea para comunicar
para decir lo que no sabemos decir
improvisar
Zach Hill es también artista
Zach is god
creo que podría acompañarlo tocando la guitarra
desde el Naked city de John Zorn
o el Hot Rats de Zappa
no sentía esta necesidade por tocar
por levantarme
los golpes
el ritmo acelerado
como cuando el lsd de pronto
estalla y no te has dado cuenta
pero corres sintiendo el frío de la madrugada
y dices al silencio con gritos que eres poeta
He vuelto a pintar retratos
he vuelo a dejarme llevar
por la angustia y el desconsuelo
me enojo y luego estoy sonriendo
no tardo en llorar
en tirarme al suelo y lamentar
cada error de mi vida
me levanto y no siento nada de nuevo
¿cómo comunicar?
¿cómo hacer entender al otro lo que estoy sintiendo?
Zach toca el redoblante, suena como un arma
disparada al interior de una discoteca
Su trabajo en Hella es brillante
mi cabeza está siendo golpeada
una y otra vez
y me voy
y lo deseo
estallar
liberarme
huir
esto es bailar
en el descontrol renace mi ser
en el ruido la música
casi puedo estar seguro
de cuanto amor y odio siento
mi cuerpo está siendo herido
La presión en mi cuello
más fuerte
sin aire
golpeando a la nada
vamos, un poco más
un poco más
un poco más
mis muñecas duelen
entumecimiento
cosquilleo en la parte lateral de la cara
reconozco mi rostro en el espejo
pero no puedo sostener la mirada
¿qué virtud hay en el arte?
deseo esta fuerza
diluirme en ella y partir
he muerto
las manos sangran
está bien si corre adentro
si se derrama
hay gritos
la mirada vigilante
de una enfermera como la de una madre
cuidando la leche en la lumbre
se derrama
se desborda
las has dejado demasiado en el fuego
si pudiera escribir un verso
por cada vez que me han dicho
"confía en mí"
que locura lleva a una persona a tocar así
una improvisación
que no pocos catalogarían como ruido
y yo estoy sentado
con los ojos brillantes
es la ausencia
algún día seré esa persona al otro lado
logrando decir algo.
Solo me resta por escuchar
Death Grips
el llanto
los sonidos de una guitarra mal afinada
y el golpe seco contra la pared





viernes, 16 de septiembre de 2016

Treinta años



en aquel tiempo tendré treinta años
y estaré loco
habré perdido todo 
pero habré ganado la muerte
lo demás no importará
ni el amor ni la frustración
estaré sentado aún escribiendo
ensayos sobre historiografía francesa
del siglo xix
y terminando artículos sobre el jazz
y su influencia en Colombia
estaré sentado atrás de la pantalla recibiendo dinero por
esto mientras una fantasía me acompaña
y llena la habitación con el vacío
el pensamiento será agua bajando
por el drenaje
y el corazón hecho un gusano blanco
no se convertirá en nada más
sin dinero
viajando para encontrar el amor
y ser abrazado en medio del silencio
en aquel tiempo tendré treinta años y no habré hecho 
nada con mi vida
el crimen estará hecho
la pesadilla será realidad
y estaré desbocado en el beso
que febrilmente se paga
bajo la noche 
y estaré así
rondando en medio de la ciudad y los libros
en aquel tiempo
estaré solo, diré,
sin los perros románticos
y me quedaré dentro de mí golpeando las paredes
hasta que se haga silencio


domingo, 28 de agosto de 2016

Postnoche






Doce años de diferencia, preguntó qué había hecho en ese tiempo que ella aún no
Nada distinto que repetir muchas más veces las cosas que ella ya ha empezado a vivir.
Conversar sobre el momento en que se tomó en serio la escritura
si hay algo como "tomarse en serio la escritura"
Hablar de las cosas en las que se ha fracasado.
"Estoy en este hoyo, mírame"
dijo
Ella río.


La última noche en que me drogué y estuve caminando por la calle cantando fue la misma noche en que cumplió años mi mejor amiga y fue la misma noche en que conocí a Silvia. Ella estaba con su novio; yo estaba con mi novia. No recuerdo de dónde salió el ácido, en Cali las cosas siempre suceden así; estamos todos en una esquina preguntándonos qué hacer y un segundo después estamos despachandonos drogas que intercambiábamos con besos. Estuve bien. A la madrugada sentía que si bebía una gota más de alcohol vomitaría encima de alguien. Ese día, a la mañana, todos me decían que fue intenso. Pero había dormido tan profundo, no recordaba nada antes de eso. A Silvia la vi hace semanas y cogimos. Ella aún seguía con su novio, yo simplemente seguía.


Era mucho alcohol. Estuve tirado en el suelo de la habitación muchas horas. Cuando desperté no quise levantarme y seguí ahí, viendo hacía la pared. Una araña en un rincón intentaba atrapar una polilla. Cundo la atrapó una lagartija que salió de un agujero en el techo se comió a la araña. Estuve pensando algunas cosas sobre los hombres que conviven con otros hombres en medio de la guerra. La primera guerra mundial le dejó a Celine secuelas y un espíritu lleno de rabia, Tralk también pasó por allí, no lo soportó y se quitó la vida. Ambos estaban relacionados con la medicina, y Tralk quizá debió atender los heridos que habría dejado Celine. Estaban en bandos opuestos. Dispuestos a matarse si se encontraban pero nunca se encontraron, no sé si uno leyó al otro luego, quizá Celine haya sabido de Tralk. No le hubiera importado, a lo mejor. Pero en aquel momento uno caía herido y lleno de desprecio hacía el mundo, el otro caía presa de los nervios en una clínica psiquiátrica. 


Probablemente ya de mí te has olvidado. Y mientras tanto yo, te seguiré esperando. No me he querido ir para ver si algún día, que tu quieras volver me encuentres todavía. Por eso aún escribo en el lugar de siempre, en la mismo tumblr y con la misma gente. Para que tú al volver no encuentres nada extraño y sea como ayer, y nunca más dejarnos, Probablemente estoy pidiendo demasiado. Se me olvidaba que ya habíamos terminado, que nunca volverás, que nunca me quisiste. Se me olvidó otra vez, que sólo yo te quise. La muerte, asoma justo en este momento.


Cada mañana luego de volver ebrio a casa tomaba una fotografía y le ponía por título postnoche y la colgaba en ig. El rostro que llevo estando ebrio o luego de una noche en la que no suelo parar es el rostro que acepto como mío. En una ocasión un tipo quiso pelear pero yo le dije que mejor dejáramos así, no soy de peleas y el se río de mí. Se fue. Y luego yo me reí, hubiera perdido de cualquier modo. Me mantuve a salvo. Pero en otras ocasiones bajo la guardia y acepto los golpes. 


Este rostro que llevo hoy es mío. Mi vida empieza y termina en el sueño. En este. Se repite una y otra vez. Y estoy herido. 






sábado, 20 de agosto de 2016

Breve Tratado Sobre el Fracaso



***

Esto es importante de algún modo. La carta del tarot número doce pertenece a la figura de El colgado. Esto yo no lo sabía, de hecho lo aprendí de boca de J. quien me ha dicho que toda depresión es una enfermedad psíquica. A veces esto viene de forma natural al igual que muchas catástrofes ambientales, la psique, al igual que la naturaleza, busca equilibrio. La interpretación es hermosa. En la foto de perfil en facebook yo estaba puesto de cabeza, ella en un comentario puso la carta, como diciendo, “hey, mira, tu vida”. Esto me llamó la atención y hablamos una noche por mucho tiempo, ella me leía fragmentos de un libro sobre Jung y el tarot y yo no podía dejar de sentirme señalado. William Styron dice que el hilo conductor de la mayor parte de la literatura es la depresión, es más que un estado de ánimo bajo, es una enfermedad. “Estaba yo enfermo”, interpreté. De alguna manera, toda esta vida funciona bajo las acciones inconscientes, llenas de miedo y confusión de la psique. Cierro mis ojos, e inclino mi cabeza. Recuerdo. En Cali entré a un bar y me senté y bailé gran parte de la noche con una chica. No hice más que beber y bailar. No pronuncié ninguna palabra. Ella volvía a su mesa y yo a la mía acabada la canción, me quedaba en silencio. Fue una época extraña de mi vida. Hice esto mismo por semanas. A veces volvía a ser esta chica mi compañera, otras no. “Eres un tipo extraño”, me dijo una vez, fumábamos afuera. Moví la cabeza como diciendo,  “¿y qué?” Comenzamos a tirar, lo hicimos por algunas semanas. Luego yo dejé de salir. Nunca le pregunté su nombre, ni su teléfono, nos encontrábamos siempre en los bares. En Cali uno siempre se encuentra a la misma gente en todos lados. Me vi de nuevo en ese estado y en esa vida antes de que J. viniera y me leyera lo que Jung decía sobre la enfermedad psíquica. Estaba huyendo de nuevo. Raquel Aragón escribió un relato sobre una chica que tiene un episodio de depresión o tristeza y frustración, en el relato fija su mirada, o parece darle importancia, a las paredes azules. En El tapiz amarillo, Perkins Gilman, dice exactamente lo mismo que Styron y Jung respecto a la depresión, ella fija la mirada en el tapiz amarillo casi de igual forma que Raquel Aragón. No sé absolutamente nada de Raquel salvo que ha escrito ese relato y me lo envió para compartirlo. En los sueños comienzan las responsabilidades, de Schwartz, la fijación se da no en una pared sino en una pantalla de cine. El hilo que lo une todo. El cuarto que nos encierra. Estar enfermo y la necesidad de sanar. ¿Qué sabemos de esto? La tormenta. El caos. Esto es bello. La intensidad es bella. La frustración es bella. El fracaso es bello. Todo absolutamente todo lo que en estas paredes oscurecidas vivo es bello. No hay nada que pueda conocer fuera de mí. Y sólo puedo cantar a la belleza de este estancamiento y ebriedad, porque cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. Este fracaso de alguna forma nos une. Pero, ¿importa ahora que puedo levantarme y aplaudir porque he encontrado el amor? 


***


De alguna forma esto tiene que acabar. En mi ventana despunta el alba y la odio. Podría tirarme al suelo, cerrar los ojos y comenzar a reír. Llevarme las manos a la cara y en esa oscuridad ver los rostros de todas las personas que me han amado y de alguna forma sentirme agradecido. Luego dormir, quedar inconsciente en una bruma aún más oscura y en un silencio mucho más ruidoso. Pero no es esto lo que hago, tomo un libro y leo un poema en voz alta, camino descalzo y con los cabellos revueltos. Y teniendo dentro de mí esta misma sensación, golpeándome una y otra vez, me lanzo fuera. La habitación termina por aclararse con el día y la música cesa. 

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*Para esta ocasión uso Gumroad para la descarga del libro, puede hacerse de forma gratuita, si desean pagar algo también se puede. Tiene una opción de compartir o enviar a alguien como regalo, lo cual me parece algo interesante. Un abrazo. 


lunes, 8 de agosto de 2016

Hacer



Es una lástima que esto suceda así y no de otra forma
contar los día y los pasos que resuenan
sobre el asfalto bajo el estruendo del tráfico
cruzar la calle con cuidado
ver orinar un perro junto al poste
en que una mujer se recuesta
el aire
el cielo azul
los destellos naranjas del final de la tarde
el ascender de una nube al fondo
y un ave cruzar entre los cables de la luz
girar en la esquina
bajo el árbol
guardar silencio
y avanzar
en dirección norte
sacudir la cabeza negando
el pensamiento que cruza
una sonrisa
y la mirada dura
al pasar frente de aquel bar
entrar
una cerveza
dos
una breve nostalgia
un hombre pide limosna
no contacto visual
negar
actuar con indiferencia
hablar en whatsapp
callarse
detenerse frente a la chica
pedirle que baile contigo
y bailar
oscurecer lo que queda de las palabras
frente a las paredes de las casas
escuchar a Burrougsh en spotify
dejarlo toda la noche
en una habitación
oscura
sucia
en la que vomitas
y caes
y repites
los nombres que se te cruzan por la cabeza
no soñar
no sentir deseo
no lujuria
no sexo
no cigarrillos
no alcohol
no pensamiento
no poesía
no silencio
no risa
no tranquilidad
no tiempo
despertar y sonreír
repetir lo mismo hasta la noche del siguiente día
masturbarse viendo las fotos que recibes de ella
temblor en las piernas
correrse
¿así?
dormir desnudo bajo una sábana
el sudor de dos cuerpos
leerse fragmentos de los libros que están tirados sobre la mesa
a veces reír
dar pequeños golpes y acariciar el pelo
uno de los dos se marcha
bajo la ducha
negar con la cabeza
el pensamiento
y luego sentarse a ver la televisión
por horas

viernes, 22 de julio de 2016

Reflejo



Fuera de todo lugar
Al interior de un bus que me lleva a través del desierto del Perú
Saliendo de Piura
Yendo a lima
Bostezando
Viendo el atardecer la noche y mi rostro
Reflejado en el cristal
De la ventana
Una mujer a mi lado
Un hombre gordo cruza por el pasillo
La lista de reproducción de Jade
En mis oídos
Las estrellas
El camino
El silencio
La desconexión
Observo el reflejo en la ventana
Estás aquí, digo
Estás aquí, repite el reflejo
Los ojos se cierran y tratan de borrar
La vida, diluirse como la arena que lleva el viento y se queda pegada
En los techos y paredes de las casas que se caen y tienen
Letreros de “Keiko presidente” a los costados de la vía
Bajo del autobús en mitad del desierto
Orino en mitad del desierto
Respiro en mitad del desierto
Levanto los brazos en mitad del desierto
Veo al cielo y las personas que me rodean
Camino preguntandme el significado de todo esto
En una tienda junto a una gasolinera compro una coca cola
Y la bebo

miércoles, 20 de julio de 2016

Viaje







Y quiero desilusionarte, nada encontrarás en el piso regado
tirado así que alza bien la vista porque todo lo que venga 
de ti llevará un sello que abrirá fuego por los flancos
y sin perder el objetivo date tiempo para todo
entre tarea y tarea
entre verso y verso.
Y sin perder el objetivo ten presente amigo
que no quepa la extrañeza de nuestro encuentro
porque en tu transcurso encontrarás lo hermoso
en personas que te amen que sean sinceras contigo
que te sepan apreciar. Y permanece cerca de ellas
como brasa de leños y aléjate de las que se dicen originales
mas convive con la verdad que sea tu camino de aquí para acá
y de ahora en adelante enciende todas las luces que emanen
   de ti
que tu genialidad prime y cuando escuches que la guerra está 
   declarada
no temas convulsionarte adora las reverberaciones blanquísimas 
acude presto a desnudar a tu amada y bésala en mi nombre
y ámala con suavidad y con ternura en esa cama de palo
que ondea como una flor blanca en sus corazones.
Que la felicidad que uno vanamente ha esperado
comprenda que estos momentos que vivimos son benditos
luchando
amándonos
               construyendo nuestro ser indestructible. 

La Balada de los relámpagos inacabables, Ave Soul, Jorge Pimentel

jueves, 30 de junio de 2016

Salvarse



"¿Por qué lloras?"
"No lo sé".
"¿Cómo no vas a saber?"
"Ya lo sabes, mejor".
"Recuéstate aquí".
"El otro día entré a chatubarte a buscarla".
"¿Cómo?"
"No a ella, a un cuerpo que se le pareciera"
"Es importante eso"
"Creo que sí"
"¿Había algo?"
"Sí"
"¿Y qué hiciste?"
"Fingir"
"Eso está bien. A nadie en la vida le gusta lo verdadero"
"Debo construir algo más, una historia más. Siento que muero"
"¿Te gusta si hago esto?"
"Ahhh, Dios"
"¿Sabes? la vida está llena de estas cosas, no te preocupes"
"Lo he pensado. Sucede que la vida es una. Es corta. Es aburrida. Es como la televisión en los días festivos"
"¿Así te gusta?"
"Sí"
"No tendré otra oportunidad"
"Tú qué sabes"
"Lo sé"
"Quizá en unos años..."
"En unos años nadie será el mismo, todo será distinto"
"Mírame"
"Habrán pasado mis mejores años no donde deseaba"
"¿Qué sabes tú de los mejores años?"
"Lo sé... lo he leído"
"Leer no es vivir"
"Vivir tampoco es vivir"
"Tú qué sabes"
"La vida es aburrida"
"¿Y eso te deprime?"
"No"
"¿Entonces?"
"La vida se vivirá hacía adelante pero se comprende hacía atrás, en sentido contrario"
"¿Qué quieres decir?"
"Todos quieren vivir y tener experiencias porque en el caso hipotético de la reflexión futura sobre la vida debe existir una interpretación y un resultado. El final. Debe decirnos algo, ya sabes, construir un epitafio razonable"
"Todos queremos decir que tuvimos una buena vida, ¿Qué con eso?"
"Es el final"
"¿Quieres que me quite esto?"
"Sí"
"Mírame"
"La vida no tiene sentido si esperamos a vivirla para sentirnos bien, Es decir, es un poco como esperar que la muerte nos defina. Quiero vivir, quiero tener lo que quiero ahora, no puedo, es imposible y eso duele"
"Déjame ayudarte"
"La vida debe definirme"
"¿Cómo crees que te define este momento?"
"Dímelo"
"No soy ella pero finjo serlo"
"Debo fingir que vivo"
"Pero, ¿disfrutamos este momento o fingimos disfrutarlo?"
"Lo disfrutamos"
"Cuando me vaya, ¿qué harás?"
"Escribir"
"Si se puede disfrutar lo que se finge, ¿cómo saber si disfrutamos de algo real?"
"No lo sé"
"Quizá esperas a que pase el tiempo, ves hacia atrás y te respondes"
"No quiero hacerlo"
"¿Tienes miedo?"
"Ah, ¡Dios!"
"..."
"..........."
"¿Así?"
"Sólo quiero pensar que he vivido"
"¿Igual que ahora?"
"Igual que en este momento"
"¿Te gusta?"
"¿Cuántas veces hemos hecho esto?"
"¿Fingir?"
"¿Cuánto llevamos en este juego?"
"No lo sé, tampoco me importa, estaré el suficiente, hasta que pidas parar"
"¿Sabes mi nombre?"
"Te llamo como quiero que te llames"
"La vida es aburrida"
"Lo es para todos"
"¿Es ese Tommy Lee en la televisión?"
"Sí"
"¿Te gusta mi nuevo corte de cabello?"
"No"
"Mírame"
"¿Dejarás que me quede esta noche?"
"Sí... sólo este momento, Podemos olvidarlo todo luego"
"¿Me invitarás un helado?"
"Sí"
"Eres todo lo que quiero"
"Tú qué sabes"


lunes, 20 de junio de 2016

III


El final, pero… cómo: Todo va en círculos, estoy solo y quiero permanecer así. La distancia. La gente ama las vanguardias que son contestatarias o que son fieles políticas de los desposeídos. Siempre he pensado que hay en esto algo de romanticismo, y es mucho mejor sólo haber leído a quienes admiras que llegar a conocerlos. Las viejas glorias y vanguardistas se convierten en tipos gordos y acomodados que van a hablar igual que un padre de familia. Y van a reproducir los mismos pensamientos por los que saliste del hueco que llamabas hogar. Anoche hablaba con un tipo que conocí sobre esto, sobre lo enclaustrada que está la literatura. Pegada de la institución y de círculos que no se abren. Que te piden carné de poeta para entrar o cierto tipo de conocimiento previo para poder disfrutar. Valdría la pena irse y desaparecer. Pero la vida es una cosa rara que no entiendo. Ayer leí a alguien las cartas de Joyce a su amante y fue estupendo. Siempre me han gustado esas cartas, he tratado muchas veces de poder escribir algo así. Tan ansioso y sucio; ansioso y temeroso. Le escribí luego a CM contándole lo que me había pasado, estaba alucinando y con el cuerpo aún sudoroso. Incluso si lo quisiera esto no va de sexo. Va de la literatura, de Verastegui y Pimentel, de cómo disfruto leerlos pero odio escucharlos opinar sobre lo que sea. Porque no creo en la contestación desde la literatura a nada. No creo en contestación alguna. Creo que nada vale la pena y que hacer algo o nada es lo mismo, pero que entre esas dos prefiero hacer algo. Lo que me salga de la puta imaginación. Y anoche hablaba de eso también, de cómo aprecio las palabras de Williams a la imaginación en spring and all. Pero también hablé de Grillet y de Blanchot. De que no entiendo la mayoría de la poesía que leo. Así que a la final, ¿a quién le importa? Uno habla por hablar y dice tonterías todo el tiempo. Regalé una edición de los poemas a Laura de Petrarca a un niño que vino a casa para que le ayudara en una tarea, como si no existiera internet. Sin embargo, todo esto va de que quiero cerrar esto, acabar esto. Y por eso he llegado hasta aquí. Pero, nada. Ayer me dijeron que me amaban. El final. Cerrar algo es complicado. Cerrar una puerta. Azotarla, no. Azotarla no. Salir y no volver a mirar atrás. Anoche volvía a casa muy tarde y disfruté las luces naranjas de las calles. También me puse increíblemente triste. Sin embargo, fumé algo de hierba en un parque. Un hombre pasó y me pidió un poco y yo le dije que se sentara a mi lado. Que le dejaría un poco. Así lo hizo. Me habló de la calle y de su familia. Yo movía la cabeza, como si asintiera a sus palabras. Me han dicho que quieren algo conmigo y he dicho “tenme paciencia”. Me han dicho ven aquí conmigo y he dicho “iré”. Dos tipos me han escrito pidiéndome sexo y les he dicho amablemente “no”. Son algo como amigos lejanos, también poetas. Estar solo. Todo va en círculos. Ave Soul es un libro increíble pero escuchar a Pimentel es algo patético. Anotar, “La distancia es algo imposible de resolver”. Estoy aquí solo y no sé si quiero permanecer más así. Los setenta dejaron en Perú Hora Zero y en Colombia algunos vestigios de cine y literatura con Nadaístas y el grupo de Cali. Andrés Caicedo y Guerrero… Guerrero el otro día insultaba a alguien a la afueras de un bar. Le dijo a Diana,  la única chica que me entiende, que era muy linda. Nos reímos. Esa es la vanguardia. De ella se salvaron Gonzalo Arango y Andrés Caicedo al morir. Mejor morir lleno de ideales frustrados que convertirse en un viejo gordo que declama poesía con un sueldo que pone el gobierno. No creo en nada que no sea la obra de las manos. El propio oficio. Pero esto también es absurdo, aunque suene bonito y deba anotármelo por ahí para ponerlo en boca de algún personaje. O para comentarlo con López y El Rata a ver qué dicen. Aunque se burlarán. Ellos son la vanguardia, así lo creen, idiotas… quizá debería salir. No. A Ver, quería decir que… ¿Cómo explico este tríptico? La vida nunca te da lo que quieres. Aunque quién sabe. Joyce escribe Ulises y puso diferentes estilos en cada capítulo. Esto de una novela pensada en el estilo lo tenía en la cabeza también Flaubert. Y digamos, de algún modo, en los escritores posmodernos norteamericanos. La forma, ya no la historia o la anécdota, sino ¿cómo contar? Y así. Eso me gusta. Aunque bueno, tengo hambre. Debería comer algo.   

miércoles, 15 de junio de 2016

II



Estoy afuera de tu casa.
Te digo que tiro piedrecitas a la ventana por un mensaje de texto. Dices que siga, has estado esperando. Sabemos a qué venimos. Sin embargo, es distinto. Bebemos y nos contándonos nuestra historia reciente. Reímos cuando encontramos ironías, o suponemos encontrarlas.
Es muy tarde cuando nos besamos, acaricio el lunar que tienes en el cuello.
Dices que te gusto desde hace tiempo.
Me besas y rodeas.
Enredo los dedos en tu pelo.
Has quedado sola en casa con tu hijo y el corazón roto. Mi historia pasa de superflua a comparación de la tuya.
Este día llueve. Dices que esto te gusta, a mí también, digo. Escuchamos la lluvia juntos. Dormimos poco. A la mañana siguiente me dedicas canciones y bailas mientras yo trato de desayunar. Te conté de mis planes. Me contaste de los escapes a la escuela de arte siendo joven. Este día no salimos, ni el siguiente.
Siento que sano.
Nos sentamos en la cama y hablamos del amor. Sobre si existe el verdadero amor, o amor como tal. No nos sabemos contestar, nos contamos que tampoco ninguna de nuestras parejas anteriores nos ha dicho nada de esto.
Es una ficción, pienso, algo que se construye para crear un mundo que parece mejor al que vivimos. Que sea una ficción no significa que sea menos real; que se articule como una forma de narrar sólo potencia la realidad. Pero esto lo pienso, no lo digo. Te estoy besando y acariciando.
No sé cuan borrachos nos pusimos o qué tanto reímos.
Lo que hicimos fue compartirnos la vida y al hacerlo, reestructurar los hechos que nos dolieron; se justifican, siguen lastimando o molestan o llenan de ira.
Un abrazo. Otro. El beso. El sexo. La lengua recorre el cuerpo. Jadeo y gimo mientras mi boca se abre y mi cabeza se inclina hacia atrás. No hacemos nada más.
Los arcos narrativos siempre deben justificarse porque si no, no tienen valor o no son necesariamente consecuentes con una tensión o un pulso en el texto. De esto hablaba hace días con López quien estando sobrio es un poco más pasable que borracho. Tanto leer y anotar para nunca crear nada. Para que en trozos de papel se queden anotadas las ideas de lo que nunca se construyó. Al igual que las ilusiones se cambian constantemente, y van de un sitio a otro reformulándose y con ellas, la vida. Es esto lo que vi en el rostro de cada persona a la que visité las últimas tres semanas. La necesidad de poder contar algo, la frustración de no saberse construir.
Esto es lo que hacemos juntos mientras hablamos tirados en el sofá, desnudos. Tanto leer a Kerouack para tener miedo a salir de la comodidad. ¿En cuántas narraciones tenemos a un tipo bloqueado frente a la hoja en blanco que decide salir sin rumbo y termina narrando este viaje? Es bastante común y banal. Cuántos cuerpos unidos el uno al otro amándose.
Me gustan tus canciones en la mañana; Fever de Lee, I'm into you de Faker, Come to me de Bjork. Tu cuerpo sobre el mío y nuestra playlist invisible.  
Ya hemos estado acostumbrados a la ofensa en público y al halago en secreto. Este es nuestro juego. Lo disfrutamos. El Rata se burlaría del mí por pensar y creer estas cosas. Uno come y se larga, chao, mijo, así de sencillo. Dice él. Siempre me cago de la risa con esto.  El Rata no se quiere ni el mismo. Yo estoy sanando.
Me gustas, dices.
Eres preciosa, digo.

Volvemos a dormir juntos.      

sábado, 11 de junio de 2016

I



En verdad no sé cómo llegué hasta aquí. Tengo el buzo roto y los pantalones desabrochados. Aún tengo la billetera. Recuerdo que era la tarde y El Rata estaba sentado junto a la estatua del centro de la plaza. Bebía y hablaba de literatura con López. Eran punketos que reían por todo y caminaban deprisa por todas partes como si estuvieran embalados. Seguro lo estaban. También lo estaba yo, les di la mano, saludé al Flaco y a Escobar que estaban sentados en una banca cercana. La chica, la nueva, Mariana. Esa. Está en toples tirada en la cama. Qué fastidio el dolor de cabeza. Voy al baño y me quedo frente al espejo y tomo una foto para instagram. Postnoche: cocaína, marihuana y sexo. Aunque lo del sexo no lo recuerdo. Siento ganas de meterme bajo la ducha pero no lo hago. Me quedo recostado en la pared. En la tarde con los punketos, maricas esos, ¿dónde estarán?... hice lo que no hacía en años. Vuelvo a la cama. Cubro el cuerpo de Mariana con la sábana y me quedo recostado sintiendo ganas de dormir pero sin conseguirlo. Mi cuerpo permanece despierto y alerta pero no siente la energía para moverse. También tiene la ilusión de que estando allí hace muchas cosas como que se levanta, va al baño, orina de nuevo, luego come algo y bebe mucha agua. Un río de agua que se desborda por la boca y moja los pies. Ahí los muevo. En el charco imaginario en mi cabeza y sonrío. La cama es dura y la habitación no me parece familiar. Qué calor hace. Mi cuerpo suda. El cuerpo de Marianna también, moja la sábana. Sus tetas no cabían en mis manos anoche. Bebí cerveza de ellas. Ese es el hedor que viene del suelo. La cerveza regada y ahora seca. Quizá debería levantarme e irme. Anoche López me preguntó a quién preferiría chuparle la polla, a Borges o a Becket. A Borges pensé, pero seguro no se le pararía, así que dije Becket. Todo lo absurdo es marica, dijo López y yo me reí no sé por qué si no me hizo gracia porque sentía que se burlaba de mí. Dijo que él no era tan marica como para chuparle la polla a ninguno de esos hijueputas, pero que sin duda le prestaba a su novia. El Rata se río y Mariana le dio un golpe en la cabeza. Se reía el muy hijueputa. Mira que vender a su novia. Bebimos. El Rata parecerá idiota, pero anoche estaba inspirado. Hablaba con versos de Gonzalo Arango. Pero nadie fue tan inteligente para decirle a qué poemas pertenecía cada una de sus palabras. Él también era poeta, aunque no nadaísta. Se definía anarco, pero no acomodado como esos mariquitas. Eso dijo o recuerdo que dijo. Uno podría repetir la misma fórmula de cada novela creada y sacar de ello la satisfacción de una obra bien hecha, pero esa no es la ambición, lo era el cuerpo de Marianna, pero ahora que lo tuve ya no me interesa y me siento tan asqueado. No volveré a meterme con la primera fulana que me guste; no volveré a beber tanto; no volveré a meter tanto; inútil. Y si Roth te quiere comer, ¿te dejarías?... López tiene una fijación con los escritores y el sexo. Se vuelve fastidioso. Mi cabello está desordenado y trato de peinarlo. Reviso las notificaciones en el móvil. Ningún mensaje. Todo amor se olvida fácil. Todo hedor se quita con el tiempo. Siento deseos de que me chupen la polla. De quedarme gimiendo y apretando la cabeza de Marianna contra mi cuerpo para que la trague toda, para que mi clímax sea su gruñido ahogándose. Para que correrme sea su camino al vomito. La besaría. No me importaría. Me ha dado lo más hermoso y mi cuerpo en apariencia delicado jugaría bajo la ducha limpiándola. Marianna y la misma cara de anoche, llena de ira por todo. Me comería su coño bajo la ducha pero eso es lo que quisiera en este momento. Mi cuerpo no responde. Ni siquiera estoy seguro de conseguir una erección. Ni siquiera estoy seguro de estar consiente en este momento. Marianna se levanta y me da un golpe en el brazo. ¡Levantate maricón!... dice, fin de la magia.    

sábado, 28 de mayo de 2016

Hola, Medianoche




Acabo de terminar Hola mediodía
Tu libro, Dorothea, el que se editó en España
El que Luna y María han puesto y recogido
La recopilación de tu trabajo
Parte del trabajo en cada uno de tus libros
Y mi corazón respira hondo y siente fluir la sangre
Negra y espesa
Y quiere contestar a la poesía
Para la poesía más poesía
Para amar la poesía, poesía
Porque qué importa qué pueda decir yo luego de estas letras
Nada se comparara al amor que estoy sintiendo
Amor a cada verso que he dicho antes define mi vida
Amor a la frustración y a la caída
Te quiero porque escribes
Te quiero porque me hablas
Me encierras
Te quiero porque lees y te apresuras a la caída de la literatura
A hundirte en todo lo que odiamos
En ser escatológica y hermosa
En meter el bosque en tu piel y dejar que la pornografía
Sea eso que es y tengo cada noche
Te quiero por escribir esto
Te quiero por compilar y traducir esto
Te quiero por hacer posible esto
En esta habitación en la que el llanto se sumerge y un libro se abre
Acabo de terminar tu libro, Dorothea, y no sé qué putas decir
Y quizá no deba decir nada y sólo levantarme de mi silla y bailar la música que suena
Porque qué queda en la vida
Dime qué queda luego de esto que siento
Del anhelo de amar
De ser amado
De crear
De ser creado
De vivir y extenderse en las palabras ilusión y vida
Por caminos llenos de hojas y nubes negras
Por las calles en las que las personas me ignoran
En las que soy golpeado por los codos de quienes caminan en dirección contraria
En la que me apresuro a la muerte
Con sólo la vida

miércoles, 25 de mayo de 2016

Tres Semanas





Vamos a irnos y desaparecer.
Tomaremos un avión con el dinero que tengamos e iremos y tendremos sexo como lo tuvimos en el baño del bus que nos llevó de Cali a Bogotá, nos esconderemos luego bajo las mantas para dormir y soñar y despertar de nuevo para encender nuestros ordenadores y tuitear y tener conversaciones largas con nuestros amigos en facebook. Luego nos desnudaremos y nos tomaremos fotos que subiremos a snapchat tocándonos de forma anodina porque estamos cansados, nuestra mirada está agotada en nosotros. No queremos vernos. Lo haremos una y otra vez y luego beberemos café y ron y estaremos por ahí en la noche buscando qué comer, pidiéndole a los meseros platos que no hemos probado antes.
Reiremos aunque luego estemos de nuevo tristes porque la tristeza es así. Porque te la pasas mal y yo me la paso mal y nuestra vida se ha ido al traste y así nos hemos encontrado. Me chupas la polla mientras en la televisión pasan los simpson y te como el coño mientras en la radio suena chet faker, y permanecemos así, encerrados en un piso que te han dejado a cuidar unos amigos que se fueron de viaje.
Nos reventaremos.
Nos desquitamos de la vida porque no hay ningún lugar al cual podamos ir. Las drogas y el sueño y la noche amplia y larga que nos cubre, el cuerpo unido al otro en desesperanza y ritmo monótono que no produce ninguna sensación más que la del vacío.
La del olvido.
Hay que sentir algo y cada vez vamos más fuerte y al bajar del avión nos encerramos en un hotel barato, no salimos en dos días. Bogotá es fría pero la ira contra la vida nos calienta. Saludamos a los extraños en las calles y en un bar nos vamos con otra chica que tendrá un nombre que le inventamos porque nos hemos inventado nombres distintos a nosotros también. Estamos hechos un agujero negro en el que la frustración gime y llora.
Estamos así.
Todo el tiempo.
Así.
No queremos nada más. Pero la vida nos devuelve cada uno a su lugar sin  tener ni puta idea de cómo seguir y nos drogamos de nuevo juntos buscando excusas en la noche. Cali es así, cálida, y la vida se siente como el pinchazo de una aguja que entra y saca algo de ti pero que no es nada más. No es mayor cosa.
Los autos y las motocicletas.
Los árboles y el césped en el que nos tiramos a ver la luna y las estrellas, a contarnos sobre la vez que los vimos con otras personas, cuando pensamos que la vida iba realmente bien cuando iba realmente mal.
Cómo ahora mismo va y se encamina.
Nos besamos, luego nos golpeamos, nos escupimos, nos llenamos de ira, nos gritamos, nos separamos y tomamos caminos diferentes. En un bar dos horas después nos encontramos, me la chupas en el baño y dices que es porque estás borracha. Permanezco callado, preguntas por qué y todo es así.
La puta desesperación.
Lloras, me ves a los ojos. “Es justo así… todo”, dices. “Siempre me pasa esto”, dices. Lloras, y yo lloro, y te abrazo. Digo que siempre soy igual. Que mi vida va mal por mi mala actitud, nos abrazamos y en casa nos desnudamos, nos quedamos desnudos frente a la cámara mientras desconocidos nos ven.
Ya no somos de nosotros mismos, somos nada y para nadie. Sólo queremos hacernos fuertes y resistentes de nuevo. Una pastilla y otra y el beso y el sueño.
A la mañana salgo sin despedirme, o quizá lo hagas tú, no lo recordaremos con precisión pero nos sentiremos igualmente solos y separados. Nos cruzaremos en la calle y estarás con alguien más y yo estaré sentado riendo con una chica que conocí en una charla de un escritor que por lo demás estuvo patética.
No sucederá nada más.
Será como si nunca nos hubiéramos encontrado ni tenido ni conocido ni hablado.
Es así como siempre sucede.
Irnos y desaparecer.  

jueves, 25 de febrero de 2016

ven


El primer párrafo del manjar de los dioses
es un manifiesto a las drogas
que inicia igual que el manifiesto comunista
“un fantasma se mueve por el planeta...”
y lo sé porque llevo suficiente tiempo
leyendo el primer párrafo
las primeras oraciones, la primera frase
lo sé porque no avanzo
y he tenido suficiente tiempo para reflexionar en ello
porque estoy inquieto y tengo mil ventanas en el navegador
que constantemente cambio
pinchando aquí o allí, leyendo un párrafo o una línea 
de lo que sea que abra... haciendo scroll
en tumblr
dándo me gusta de manera indiscriminada a todo y riendo y sin poder
comentar nada de manera inteligente
estás ausente
no lo has estado por mucho
pero es como si te necesitara
y aunque sé que nada va mal con mi conexión la he revisado un par de veces
tengo en youtube una lista aleatoria de canciones
que no hablan de ti
pero que hablan de ti
porque es como si aparecieras
este poema debería iniciar igual que el manifiesto
de McKenna y de Marx
Un fantasma vuela en mi cabeza
y estoy así y no quiero permanecer más así
no entiendo qué me pasa
pero es como una enfermedad, ¿sabes?
como estar inquieto de la misma forma que un enfermo en cama
sin alivio
sin alivio en ninguna parte
y quizá deba pinchar en alguna otra parte
de mi cuerpo
y dejarme ir
y socorrerme yo mismo
para no caer en un abismo en el que deba
tener certeza de que ya no estás
de que ya no estarás 
de qué te has ido
que volverás pero mucho tiempo después de lo que deseo
y es tan tonto el sentimiento
como el de ese verso de Neruda
¿sabes?
me gusta cuando callas...
pues no me gusta
y Neruda era un idiota
sin duda
cómo puede gustarle el silencio
cómo puede sentir placer en la ausencia
estoy torturándome y sufriendo
porque quiero hablarte pero no quiero que pienses que te ahogo
que mi amor te ahoga
que mi sed te ahoga
te consume
te aprisiona
y Neruda concluye con la alegría de que no sea cierto
porque es como el susto de subirse a la montaña rusa
y Neruda es un idiota
porque esto no es divertido
porque no me lo parece
porque no sé ni siquiera si estoy diciendo lo que he querido decir
o lo que he pensado antes de sentarme aquí a escribir esto
no he pensado en nada
y no quiero pensar en nada y no quiero diluirme en esa nada
quiero sentirme seguro
tranquilo
rodeado de tus brazos
por fin... sereno
escuchando tu voz luego de imaginarla tanto tiempo
arropado por tus cabellos
¿sabes?
como en esos versos románticos de Petrarca a Laura
así pero con internet
así pero maldiciendo cuando hay un dañó en la red
así pero insultando al destino por ponernos lejos
¿no es gracioso el amor?
esto no tiene por qué ser nada de lo que quisiera que fuera
quería que fuera un poema, pero no lo será
porque no sé ser así, ya no sé ser así
ya no puedo sacar esa mentira que adorna el amor
ya no puedo
no me sale
ahora todo tiene que ser una maldita introspección sincera
y ser sincero te lleva rápido al patetismo
y de ahí
a la desdicha
pero no es eso a lo que quiero llegar, lo que quiero decir
es que no soy como ese poeta medieval
que escribió muchos poemas a una princesa
que nunca vio en su vida
y murió adorándola
amándola de forma inconcebible, sin conocerla
quiero decir que no hay en mí ese amor
no tengo eso
probablemente no sepa más que decir todas estas tonterías cuando podría haber dicho que “te extraño mucho”
pero decir “te extraño” quizá no te diga nada
aunque sea exactamente lo que quiero decir
ese es el problema con las palabras
nunca dicen lo que uno quiere decir
ese es mi problema con la poesía
siempre quiere adornar esa aventura frustrada
por favor
ven
alíviame