sábado, 23 de diciembre de 2017

Crack Vol. 4

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Queríamos escribir, pero en Navidad no hay mundiales de fútbol.
Así que nos inventamos este Crack Vol. 4 Especial navidad.
Con una sola consigna: que estuviera presente esta época de fanfarria y vítores, aunque también de soledad y dramas. Pero, como no podía ser de otra manera, se nos coló el fútbol: desde Uruguay, Miguel Avero nos trae una historia de competitividad furibunda, adolescentes llevando la pasión del futbol (y la calamidad biliosa del alcohol) a sus últimas consecuencias; también hay drama, pero reinterpretado al modo de la sátira en lo que nos escribe Sico Pérez, desde Colombia, y aquí hay fútbol y hay Navidad, pero también hay una reinterpretación de los hechos: vemos la trastienda hipotética del asalto al Palacio de Justicia de Bogotá, el 06 de noviembre de 1985.
Darío Rodríguez, también desde Colombia, en su línea de trabajo, nos propone un ejercicio de confesión (¿o de derrota?) sobre el ejercicio de la individualidad, sobre la pelea del futuro. Gerardo Grande, desde México, en “No importa” nos cuenta la primera vez que un padre lleva a su hijo a ver un partido, los nervios, la tensión melancólica de saber de la excepcionalidad de ese primer partido de fútbol.
Sobre fútbol nos escribe también desde Colombia Andrés Didier Castro, sobre su épica y aquel gol mítico de Maradona en el mundial de 1986. Pero, por sobre todo, escribe de cómo la épica de la vida es otra, bien diferente. De cómo ese sueño de un gol crucial destruye la vida de los niños pobres latinoamericanos. Mas, en el fondo, nos habla sobre el hecho fundamental de que un hombre son todos los hombres.
Y seguimos con Vicente Monroy, desde España. Aquí no hay futbol, sino zombies. Y un PapaNoel quasi-esquizo. Una reflexión sobre la maleabilidad de la materia narrativa. Y un poema de Shakespeare, traducido libremente, que lo soluciona todo (o casi). Y la puta oscuridad. Ah, la puta oscuridad. También desde España, J. S. de Montfort nos habla de la Navidad, o mejor: de los prolegómenos de la Navidad. Sobre cómo, a veces, los deseos se nos cumplen. Y la alegría retorna febril a nuestra vida.
Desde Argentina, Javier G, Cozzolino nos trae la turbia historia del amor imposible de un trío; los hechos suceden el 23 y 24 de diciembre de 2006. Cozzolino reconstruye la historia desde la distancia, indicio a indicio, gracias a las confesiones de un cuarto personaje que también habría de intervenir en la trama: el gran Edgardo Kazanovich, el gran conductor de la televisión argentina, pero también uno de los implicados, Horacio El Samurái Gómez.
 Y, por último, el argentino afincado en Viena, Pablo Manzano, nos cuenta una dulce y surrealista historia de amor casto en medio de una pornográfica celebración navideña en familia.
En fin, que estamos muy contentos de que este Crack Navideño nos haya salido rumboso y rebelde, heterogéneo y libre, plural y libertario.
Ahora es tiempo de que Vds. lo disfruten.
¡Felices fiestas!
Barcelona/Cali
diciembre 2017


domingo, 12 de noviembre de 2017

Calaveras























Estoy parado al borde de la calle en el desfile de las calaveras
Las personas gritan eufóricas apretándose unas a otras para ver
La burla a la muerte
Un grupo de jóvenes baila con máscaras 
Las máscaras están hechas de colores
Tomo fotografías con mi celular
Las envío a alguien en otro país
Mira cómo es México, escribo
Mis pies se sienten cansados
Un grupo de calaveras con vestidos temáticos de la revolución
Pasan cantando
Canta y no llores, dicen.
En mi pecho se enciende algo
Mi rostro muda su alegría en casi llanto
Los colores de la tarde del sábado
Inundan los ojos de los espectadores
Las caras y las manos celebran
Lo que en otros lugares es miedo y silencio
Al borde de la calle, de pie por unas horas
Sigo sin entender las razones por las que estoy aquí
Sin embargo, disfruto cada instante el vivirlas

lunes, 18 de septiembre de 2017

Basura



Anoche soñé que me dirigía
a mitad de un parque
en un basurero depositaba
un bolsa negra
idéntica a la que reposa en un rincón de nuestra sala
desperté unas dos veces en la noche
para decirme que debo deshacerme de la mugre
Jade permanecía dormida a mi lado
miré su rostro y cómo respiraba
hace un par de semanas que vivimos juntos
no hemos terminado de pintar la casa
y golpes involuntarios en las paredes
con muebles y cajas han dañado lo
poco que hemos hecho
la basura está ahí a nuestro lado
mientras estamos abrazados en la noche
en nuestra sala
con las luces apagadas
luego de darnos un beso y decirnos
que son nuestros días más felices
escribo esto a las diez de la mañana
no he escuchado aún la campana del camión
que recoge la basura
la bolsa crece
se alimenta día día con los desechos de
nuestra vida juntos
se recuesta en los rincones como me recuesto en las noches
al lado de Jade
hay ruido en mi cabeza

jueves, 27 de julio de 2017

Autorretrato #10

Link de descarga aquí.

Estoy en la sala de abordaje número treinta y tres del aeropuerto internacional el Dorado, en Bogotá. Todo lo que contiene este texto se escribió en el transcurso de muchos días con muy diferentes perspectivas y anhelos. Todas las expectativas que tengo, mientras estoy sentado en la sala de abordaje sobre una silla de plástico negro junto a una mesa que contiene conectores para recargar la batería del celular, ya no existen. Mi batería está bien. En Spotify se reproduce una canción de Billy Idol. Todo saldría mal, como efectivamente salió. Así que volvería a estar en esa misma sala un mes después, exactamente, sintiendo apenas casi las mismas cosas. Las expectativas de un hombre de mediana edad que ha soñado toda su vida con ser escritor. El viaje es la consagración. El sueño lo persigue, estar donde estuvo Bolaño, estar donde estuvieron sus sueños. Fracasar donde fracasaron todos. Triunfar, en la medida de lo posible, en no hacer nada. La maleta llena de ropa y libros. Las últimas dos noches en vela soñando con aquel momento. En el que sentado en la sala de abordaje número treinta y tres llamen a los pasajeros de la sección del avión que debe ocupar. El despegue, la sensación de vacío. El vacío. La ciudad achicándose abajo. Atravesar el cielo. Todo lo que puede salir mal con los sueños es todo lo que puede salir mal con la vida. Todo lo que puede salir mal, saldrá mal. Yo oré a bordo del vuelo número 2933. Es posible que en el futuro me derrumbe y llore luego de aguantar por un largo periodo de tiempo, en realidad unos cinco días, el peso de la humillación. Llevo en mi mochila un libro de Cesar Aira, Artforum. La historia sobre cómo llegó el libro a mis manos me enorgullece, pero es algo que en este momento no importa. Siempre he admirado a Aira, no tanto por su ficción, que aunque cuenta con un puñado de libros de verdad grandiosos no es en absoluto deslumbrante, mi admiración a Aira viene de la imagen de un tipo escribiendo unas cuantas páginas al día. Manteniendo la fe en eso que escribe. Volcando la rutina diaria en escribir. Es un obrero. No un gran gerente o erudito, sólo un hombre que hace lo que debe hacer cada día, igual que un padre de familia o una madre que se levanta a diario y va a su trabajo como si una ley más alta que ellos lo dictara. La rutina. Y aunque odie todo lo que tiene que ver con rutinas, no dejo de apreciar la imagen de un hombre que todos los días a las horas de la tarde busca un lugar en el cual sentarse al interior de un café en Buenos Aires para escribir cualquier cosa. Porque así son los libros de Aira, una historia sobre cualquier cosa que se puede convertir en algo totalmente alocado. Artforum es sobre un hombre y las revistas Artforum. Sobre su amor y su desgracia. Porque de eso va siempre la literatura, de alguien que la pasa mal. Aunque más allá de eso, la sola manía de escribir unas cuantas líneas a diario o por semana empujan las páginas que tienes al frente. Me perdonan hablar directamente. Mi amor por Dorothea Lasky es incondicional sólo por un efecto de su poesía, ella sabe cómo y cuándo hablar al lector. Lo menciona directamente. La belleza de este recurso está en la capacidad para encerrar al lector en su juego, en las paredes que el verso construye. Es como si yo te dijera, a ti querido lector, que lo que tienes en las manos probablemente no signifique nada para mí en el momento en que lo leas. Sin embargo, el llanto y el dolor que me embargarán un día tras otro durante el período de un par de semanas luego de estar sentado en la sala de espera número treinta y tres, es algo que no encuentro como definir. Y que, sin embargo, encontrarás aquí desplegado en muchos recortes y piezas que también se escribieron durante el último año y son preámbulo de toda mi vida. Aunque exagero, pero qué ganaría con no hacerlo.  No hay mayor mérito en estas páginas que el que tú, querido lector, imprimas en ellas. Porque todo esto no se tratará de mí, sino de alguien que lee sentado mientras espera algo, como abordar el vuelo 2933 a Ciudad de México. 

***

El libro puede descargarse a través de Gumroad: https://gumroad.com/l/foVei 

lunes, 26 de junio de 2017

Un poema beat




el otro día estaba sentado
fumaba en la acera el último de los cigarrillos
resoplé y me ahogué
tosí desgarrándome los pulmones
      un par de niños
pasaron en sus bicicletas
                                     se quedaron viendo
me levanté, di media vuelta
y tiré el resto

me hundí en el abrigo
volví a entrar en la casa
mientras el sol de las cinco de la tarde
                                   bañaba mi espalda.

había un hombre en la televisión diciéndole
a una mujer joven cuánto la amaba.
le tomaba las manos.

en un plano cerrado las miradas se encontraban al borde del llanto.

abrí el refrigerador, serví un vaso de coca cola
lo bebí de pie leyendo y releyendo una etiqueta comercial
"Cuenta con nosotros"
decía.

"¿Qué me quieres vender?"
dije, estaba solo y el sonido de mi voz
caminó a mi lado por la sala.
"¿Qué quieres de mí?"
dije de nuevo mientras me lanzaba de espaldas al sofá.

cerré los ojos y entonces lo vi:
                                                  nada.







lunes, 12 de junio de 2017

Teoría del Caos



En uno de sus últimos videos, René López Villamar, habló de la película Revival (2016), de Ted Chiang y de teoría del lenguaje. Si bien no hay mucho que pueda agregar a su análisis, sí aprovecho para recomendarlo, en primera, y poner mi lectura aquí, en segunda. Algo que amo de una narración es que deje al tiempo y el espacio a cierta merced del autor, para que venga vaya haga y recorra la unidad del relato, sin proseguir una linea estrictamente. Muerte a la linealidad, a la necesidad de crear espacios para escenas concretas. Muerte a Franzen y el realismo. En cierta medida todo esto es una pelea al aire, pero pongamos aquí algunas lecturas, como la de matadero cinco, de Kurt Vonnegut, en la que la dimensión del espacio y el tiempo también es vista como una unidad. Así que ir de un punto a otro no crea paradojas. No crea conflictos. Se construye un flujo armónico. Manda por los aires cualquier masterclass convencional sobre dar entrada a personajes o crear flsahbacks; patear a la linealidad y jugar con eso exactamente, con que el tiempo y espacio son una unidad, que puede ser vista desde cualquier lado, en cualquier momento, sin necesidad de elementos complejos (aunque esto sea muy complejo). Trato de alabar la fluidez. Es tanto como el tratar de la construcción de la sexualidad de Ursula K. Le Guin; los puntos de vista, las inflexiones narrativas, muestran las posibilidades del lenguaje cuando eliminamos estas barreras. Soy muy fan de Chiang, y de la ciencia ficción. Si esto fuera un taller de lectura, o una reunión de amigos, mi intervención entraría justo después de que René tuviera la palabra y expresara lo que ya ha dicho. O quizá, después de alguno más que hubiera comentado en la caja de youtube. Pero por ahí estoy. O quisiera estarlo.  

domingo, 16 de abril de 2017

Hölderlinturm



Los profesionales de la poesía me dan asco. 

"Los poetas deberían volver a escribir cualquier mierda"
Sí.
Es todo lo que deberían hacer,
Ser malos poetas y hacer comerciales para corporaciones trasnacionales como lo hizo fogwill.

o Burroughs.
o Dali.
o King.
o Didion.

Esa es toda la gloria que se puede aspirar.

¿Qué diferencia hay al hacerlo o no?
¿De qué manera guardamos la pureza?
Por cierto, ¿pureza de qué?

Internet es mi torre Holderlin.

Es la habitación en que cada mañana despierto, 
No es más feliz que en la que despiertan ustedes

Y tampoco es distinto el sentimiento de incertidumbre, al preguntarme por qué hago lo que hago, que hayan tenido. 

Al igual que tú, quien lees, me he preguntado si voy en algún camino que pudiera llamar "correcto".

No he leído libros distintos a los que puedas leer,
Ni usado palabra que ya hayas usado

Estoy en medio
De nada
Pensando en llegar a algún tipo de meta imaginaria
Al igual que todos.

¿Qué es lo especial en esto?



miércoles, 15 de marzo de 2017

El Campeón Existencial, Ana Inés López


Este es un libro en el que se pueden leer versos como estos:
Horas frente a la computadora sin hacer nada de nada, yendo y viniendo de una página a la otra, de una red social a la otra, a ver si alguien se acuerda de acordarse de uno.
¿Qué va a pasar con toda esa exhibición y con todos nosotros ahí dentro?
O algunos más cómo estos:
 Me sorprendo diciéndoles cosas a los perros que en realidad me las estoy diciendo a mí o aun tercero...
Ana Inés López nació en 1982 y aún es posible de espiar en fotolog. El Campeón Existencial es un libro corto, son algo como 20 páginas y se descarga de forma gratuita a través de Determinado Rumor. La introspección y la cotidianidad son las columnas en las que se apoya esta obra. Es un libro algo dispar, algunos poemas suenan distintos a otros aunque parezcan escritos de la misma forma. La escritura comparte el motivo de confesarse, de ser sincero, pero también la tensión de tener que decir algo o definir algo sobre lo que enfrenta. El mejor momento lo alcanza la escritura cuando se dedica a observar antes que encontrar significados como en Casas a Medio Terminar. Ana Inés López nació en Buenos Aires, es una escritora que construye la realidad con el minimalismo de la nueva sinceridad.

Aquí pueden descargarse el libro.      

lunes, 13 de marzo de 2017

todo significa el comienzo

Primer encuentro con Luna, Antonio y Ulises. 





Alexandra Espinosa y desconocida que nos mira mal.

Cena junto a Juan Cárdenas, Luna, Ulises y Antonio. 


"En aquel tiempo yo tenía veinte años
y estaba loco. 
Había perdido un país 
pero había ganado un sueño. 
Y si tenía ese sueño 
lo demás no importaba. 
Ni trabajar ni rezar 
ni estudiar en la madrugada 
junto a los perros románticos. 
Y el sueño vivía en el espacio de mi espíritu. 
Una habitación de madera, 
en penumbras, 
en uno de los pulmones del trópico. 
Y a veces me volvía dentro de mí 
y visitaba el sueño: estatua eternizada 
en pensamientos líquidos, 
un gusano blanco retorciéndose 
en el amor. 
Un amor desbocado. 
Un sueño dentro de otro sueño. 
Y la pesadilla me decía: crecerás. 
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto 
y olvidarás. 
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen. 
Estoy aquí, dije, con los perros románticos 
Y aquí me voy a quedar".


                                                                             Los Perros Románticos, Roberto Bolaño 
Sabíamos nuestra estatura, nuestro peso, el color de nuestros ojos, el número de nuestro calzado, y sobre que tanto nos afectaba la vida, que tanto nos afectaba la muerte, el amor, el desamor, y sobre nuestra primera vez, nuestra última vez, nuestro poema favorito, nuestro poema odiado, sabíamos que nos gustaba beber, que nos gustaba comer, sabíamos de nuestros libros favoritos, y de aquellos que dejamos por malos. y discutimos y nos contamos chistes y reímos. eramos amigos, aún no nos habíamos visto.

martes, 28 de febrero de 2017

sin título




Al recordarlo... disfruté más la primera vez que me masturbé que la primera vez que estuve con alguien.

Las sensaciones fueron diferentes.

La primera vez que me masturbé estaba solo en casa, recostado en la cama, tendría alrededor de catorce años, tenía el pene erecto. No sabía muy bien qué hacer con él. Una amiga disfrutaba dejándome ver sus senos, no me dejaba tocarlos. Una vez llegó a desnudarse frente mío. Le gustaba que la viera. Era tímido, no forzaba la situación y atendía a la regla que imponía. Veía sin la posibilidad del tacto. En ella pensaba la primera vez que me corrí sobre la cama. No saqué el miembro, ni lo tomé en mis manos, entonces no sabía cómo hacerlo. Todos hablaban de esto en el colegio, pero yo lo ignoraba. Doblé la almohada, la puse bajo la pelvis, estaba acostado boca abajo, e hice lo que había visto y practicado con algunas compañeras en el colegio sin llegar nunca a terminar.

Movía la pelvis, frotaba el pene erecto con la almohada. Lo hacía sin encontrar fruto en ello, pero persistía. Una sensación fue creciendo. Un adormecimiento empezó en las manos, lentamente se extendió hacia el centro del abdomen. La sensación era reconfortante, me excitaba e inhibía la razón. No pensaba en nada, sólo quería seguir y seguir. Pensaba en aquella chica, en su coño limpio, hermoso y en sus senos frescos.

La respiración se agitaba. El adormecimiento recorrió el cuerpo hasta hacerse una sensación tibia, dulce. Una bocanada de aire salió expulsada de mi boca. Tuve una sensación increíble, que no puedo comparar con nada, y me corrí.

Pensé en la risa de una compañera de colegio cuando mostró la ropa interior bajo su falda a cuadros. Me quedé pensando en aquello.

El cuerpo sintió tal desbordamiento de energía que quedó allí como si hubiera sido noqueado en un ring. No podía levantarme sin sentir un cosquilleo por todo el cuerpo. Tuve una risita estúpida en lo que quedaba del día, esta provocó una pelea con mi padre. Fui al baño y tomé algo para limpiarme. Tomé la almohada, quité su funda y la eché en el lavado.
Jamás volví a sentir aquel adormecimiento, ni aquel estallido desde el abdomen, ni aquel fuego tibio que me sobrecogió.

La primera vez que tuve sexo no sabía qué hacer. Entre la primera masturbación y la primera vez hay alrededor de un año. Fui a un motel barato (también fue la primera vez que fui a uno). Era mayor que ella pero ella se veía mayor que yo. Comenzó a hacerme sexo oral. Decía en mi interior, “así que… así es cómo se siente”. Ella lo hacía, en lo que calificaba como, “bien”, pero que luego entendí no había sido más que una felación tonta y patética. Ella sacaba el pene y lo volvía a meter sin succionarlo, sin jugar con su lengua, tenía algún tipo de repulsión por el semen, se detenía mucho para limpiarlo, había en ella mucho más asco que placer, sin embargo, no entiendo por qué se ofreció a hacerlo.

Disfrute mucho aquello a pesar de todo.

Subió sobre mí, la tomé del trasero. Tenía los senos al aire, eran enormes. El pene se deslizo suave hacia dentro. Comenzó a moverse y gemir. Volví a repetirme en mi interior, “con que… así es cómo se siente”. Lo disfrutaba, su coño era tibio, húmedo, además la sensación de otro cuerpo excedía por mucho el placer solitario. Además está lo que con el tiempo se aprende, pero entonces no tenía idea de ello.

Me corrí demasiado pronto. Pedí excusas, lo intenté de nuevo, y los nervios desinflaron la verga. Ella fue al baño, me quedé riendo estúpidamente. Cuando volvió dijo que quería dormir un poco, no tuve nada que contestar. El motel lo habíamos tomado por 12 horas, toda la noche, había imaginado esto de manera distinta.

La verga respondió minutos después, se irguió y penetró aquel coño limpio y hermoso. La conciencia, de nuevo, se esfumó. Veía entrar la verga en ese coño, como si fuera un primer plano de una película porno, veía los senos enormes moverse, agitarse. Ella gemía y pronto comencé a hacerlo también.

Pensé en cómo debería hacerse, ¿dejar salir el gemido como lo sentía o matizarlo para no sonar extraño? El gemido de un hombre es algo que desaparece del imaginario. Me deje ir en algo parecido al gruñido de un animal. Sentía algo hermoso. Un fuego tibio pero lejano.


Me corrí sobre su abdomen. Ella estiró su mano y lo esparció sobre su cuerpo. Me tumbé en la cama. Me observaba en el espejo del techo, desnudo, agitado, cansado. “¿Te ha gustado?”, preguntó ella. “Así que de esto se trata”, me repetí en silencio.



miércoles, 8 de febrero de 2017

Buenos días querido vacío



Uno. Cerca del 2012 o 2013, no lo recuerdo bien, comencé a leer el new wave vomit. Era una web que recogía, con pocas exigencias formales, textos de diferentes autores. De los cientos de autores se cuentan muchos de los que luego fueron los nombres más sonados de la alt lit. En ese tiempo yo no estaba en internet. O estaba, pero de otra forma. Luna Miguel fue de las poquísimas personas que leí en internet hablando sobre estos autores. La editora de new wave vomit era Ana Carrete, con el tiempo y la lectura, nos hicimos amigos. Antes de los hangouts de los perros, tuvimos una conversación con ella, en realidad perdíamos el tiempo, y conocimos más lo que antes sólo habíamos visto en internet. Si tienen paciencia pueden ver las ocho horas de ese directo, y conocer a otros escritores con los que entonces nos la pasábamos bien. Y si traigo este tema hoy es porque recientemente hablé con Ana, no nos hablábamos hacía meses, y me contó que new wave vomit había cerrado, y que todos los autores y textos que alguna vez lo ocuparon, habían desaparecido. cerrado new wave vomit, cerrados los perros, cerrada la alt lit, podemos decir que ya ha finalizado un ciclo, un momento, un instante del que quedan bueno y malos recuerdos.      

Dos. El new wave vomit se vio en español en editoriales pequeñísimas de argentina coordinadas por personas como Jacob Steinberg y Lolita Copacabana, en ediciones como la antología Vomit, coordinada por Luna Miguel en España. En algunos tantos blogs en los que lectores atentos hacían traducciones y hablaban de esto. iniciativas como la de Tenían veinte años y estaban locos, editado por Luna miguel, nacen de ahí. Hoy tenemos muchas más webs y blogs que hacen recopilaciones de autores. Y antes de new wave vomit también habían una cantidad considerable. ¿Qué cambiaba? Parecía ser la primera vez que quienes escribían encontraban quien los leyera. Había comunidad.      

Tres. Alrededor de 2015 mi computador se dañó, el disco duro murió con decenas de libros que había descargado de aquellos días. Textos, traducciones, libros raros que no volvería a encontrar. Hoy en día se siguen editando textos, siguen apareciendo traducciones nuevas, los autores jóvenes se hacen cada vez más viejos, y se pierden la batallas del día a día. la literatura se va, el amor se nos va, la literatura llega y el amor vuelve. Es mejor no creer en el amor, sino creer en amar. No creer en la poesía como algo en sí misma, sino como el camino al otro, sea esto un lugar, una personas un estado, lo que sea. De alguna forma la imposibilidad de comunicarnos y crear redes, la soledad y el vacío, nos empujan un poco a estallar en este tipo de escrituras, de lecturas. No crean en la verdad, sólo en la lectura que los apasione. Estas son como unas bonitas palabras, viendo todo atrás, todo lo que se ha ganado y se ha perdido. Todas las cosas que pudieron ser posibles y no, todo este mundo tan complicado y absurdo, viéndolo desde aquí, a esta hora, y con esta ansiedad, no se ve tan mal. de no haberlo hecho habríamos estado un poco más aburridos. Sólo un poco.      

Cuatro. Lo irónico del asunto, y lo que me da risa/nostalgia y llanto/risa, es que aunque esté todo como en este vacío en el que pendemos. En esta especie de estancamiento, bueno, recién el año pasado conocí a Kevin Castro, y probablemente en un par de días conozca en persona a Luna Miguel. Sucede justo cuando ya nos han declarado muertos, o cuando ya nos importamos un poco menos. luego de haber pasado los momentos más duros, luego de discutir y querernos y odiarnos y de todo lo que conlleva estar en relación con otras personas. Todo lo toxico que puedas llegar a hacer, lo infantil y lo caprichoso como persona. Luego de que todo se fuera al diablo, y luego volviera. Luego de la euforia, sucede esto. Pequeñas lluvias, pequeñas risas. Y esto también debe ser el fin de un ciclo, el cierre de algo, y el escapar a otro. Explorar, y seguir esta especie de aventura, que no lleva a nada en particular.       

Un abrazo.


23 de enero, 2017. 



jueves, 5 de enero de 2017

Ar$



No tengo dinero para salir de casa
pero todos vienen a verme
todos hacen pasta
aun así me preguntan a mí sobre la vida
adoran sus puestos de trabajo y sus viajes por el campo
aunque me escriban diciéndo que me envidian
están celosos de sus mujeres
al estar a mi lado
por cómo me ven
ey, cuidado, dicen
un rapero grita en medio de una canción cómo va camino a la cima
aquellos que lo despreciaron lo verán subir
Kenye West, dios si está loco, detiene su concierto
para decir todo lo que está mal
y que en verdad está mal
pero a ellos se les permite
que se levanten en la punta de su palabra
y digan cuán grandes y maravillosos son
cómo brotan de sus manos los billetes
y de sus camas las mujeres
es la gloria que la escritura no da
porque el dinero no está aquí
sin embargo, vienen a visitarme a mi país
ey, dicen... qué genial
y sonríen
estoy sentado bebiendo una cerveza
sin expresión alguna
porque en realidad no me gusta estar aquí
odio esto
y si me conoces sabes
mi llanto y mi grito y mi risa y mi frustración
todo el conjunto es como una celebración
vienen
ey, háblame
ey, qué piensas
ey,
ey,
ey, repiten con sus voces metalicas
debo levantarme de aquí
estas palabras deberán hacerme rico
porque me cansé del hambre
y de lo que ana llurba llama "inseguridades románticas"
está muy bien admirar el trabajo abnegado y apasionado
del que muere enfermo de su propio arte
pero quiero la cima
la gloria
pararme frente a los que trataron de hacerme mal
y escupir en sus caras
despertar un día sin preguntarme qué hacer para salir del hoyo
sino comenzar a andar
y estar en medio de todo
estas cosas están mal vistas
¿ante los ojos de quién?
de los que vienen y te dicen cuánto han ganado
el último mes
mientras hablan sobre cómo aprecian que exista alguien como tú
porque creen que ese es tu lugar
en el hambre
en el baldío
porque tener algo es corrupto si quieres alcanzar la profundidad
del alma
porque tener cosas está mal si tu compromiso es con el mundo
que se consume y destruye por el capitalismo
es tu lucha, dicen, no la nuestra
¿ y sabes?
dicen todo esto mientras sacan un gramo de coca y te lo ofrecen.
ey, dicen... toma un poco
no hay distinción
todos transitan el mismo vacío
la diferencia es si lo haces en un último modelo
o en un auto de segunda que te regaló tu padre y ya no funciona
la vida se desperdicia de cualquier forma
y yo sólo quiero levantarme e ir al frente
a los lugares que deseo
y beber y comer lo mejor
y rodearme de amor y sexo
morir teniéndolo todo
mi lugar es la cima
si lo es para otros
lo es también para mí
y es lo que ambiciono ahora
lo que quiero
Si voy a ser lo que voy a ser
debe valer la pena