miércoles, 26 de junio de 2013

Sexo oral

Acabo de leer una columna en El Espectador que me ha hecho pensar un poco en cómo se puede ver banal algunas de las cosas que amo. quiero compartirla.

(Piensa en la boca acercándose, los dedos de una mano buscando tu clítoris para lamerlo, es lo único que desea, no importa nada más. Estar ahí metido en medio de tus piernas embriagado de placer. No sólo hay placer para ti, el placer de estar sumergido en la inundación de tu libido, de estar allí. No pensar si se está haciendo bien o mal. Hay que darle al cuerpo lo que pide, de eso él sabe más que nuestras conciencias. Hay que dejarse llevar como por el viento, como una hoja, hasta ser destruidp en los vórtices que la elevan igual que la lengua sube y se agita en ti, queriendo satisfacer su apetito animal. No hay moral, no hay error; hay placer. Hay descubrir. De allí que el placer solitario valga mucho, en la soledad nuestra actitud es distinta, no hay presión de hacerlo bien, sólo querer desbordarse de placer. Y esa es la única respuesta al placer. Cuanta falta nos hacen hoy las lecciones de Sade en la Filosofía en el Tocador. Nuestra escuela es la del sexo, la de nuestros cuerpos. No hay que hacerlo bien. Sólo hay que hacerlo. Sólo hacerlo…)

[Todas las posibilidades se escriben en mí como si fueran versos. Como extensión de un gran poema que desnudo se posa sobre la piel desnuda de la amante.]




http://blogs.elespectador.com/erotismo/2013/06/26/los-placeres-del-sexo-oral/

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