viernes, 26 de septiembre de 2014

La actitud es el error

A las seis de la mañana en la televisión pasan el noticiero; un accidente de tránsito, tres muertos, la ciudad congestionada, protesta de usuarios del transporte público, escándalo de corrupción. Lo de siempre. A la seis de la mañana suena el timbre de la puerta, desesperado. A las ocho y cincuenta ya había comenzado el show matutino, exhiben una vaca de cristal de unos 20 cm de ancho y un metro de alto, llena de pelotas de pin-pon. La vaca obedece a dos significados. El primero, la vaca, obvio, es el animal que da leche y que está representado en el almanaque que hay en la cocina. El segundo, la expresión que se usa para reunir dinero con cualquier excusa. La vaca de cristal llena de pelotas es el elemento que usan los presentadores del show matutino para sortear cierta cantidad de dinero, que va acrecentándose día a día hasta que alguien acierte a decir cuántas pelotas tiene la vaca a dentro.  La primera en recibir la llamada fue una mujer que dijo llamarse Claudia. Son las diez de la mañana y un par de huevos se fritan en el sartén. Las cascaras de los huevos no caen en la cesta de basura, chocan contra el suelo. El resumen de lo que aconteció en La Voz, un programa musical en el que cantantes amateur y profesionales sin suerte van a luchar por un premio que suma algunos cientos de millones, es presentado por Catalina Gómez durante la mañana. La mejor es la chica de cabello crespo y alta, cantó I will always love you, el jurado quedó conmovido. Ricardo Montaner levantándose de su silla dijo que era lo mejor que había escuchado. Fanny Lu sonríe y dice “Creo en tu futuro, creo que eres maravillosa”. Cortan las imágenes, hay un avance de última hora. La taza de café humea, un trozo de pan entra en ella. El pan absorbe como una esponja la bebida oscura. Una carta sobre la mesa se mancha de café, pequeñas gotas la adornan. A las doce del mediodía hace un calor terrible. La telenovela de esa hora es tediosa, ya casi comienza el noticiero. Sobre el comedor hay una bolsa plástica con alimentos, un gajo de cebolla larga sobre sale de ella. La estufa está encendida. La boquilla más grande tiene una olla con agua que al parecer pronto va a hervir. Las cascaras del tomate entran a la cesta de la basura, hacen un sonido al golpear la bolsa como si alguien mandara o quisiera callar a otro; shh. A la una de la tarde el televisor cambia continuamente de canal. La ventana está abierta. Una carta del juzgado primero entra por debajo de la puerta, se desliza hasta chocar con un mueble, choca en el lugar que tiene una mancha oscura.  En el canal 72 habla Benny Hinn, se detiene. “Dios lo hará”, grita el predicador. “Dios lo hará”. A las tres de la tarde Amparo Grisales se desnuda para que un fotógrafo la retrate. A las cinco y media se han acumulado diez envases vacíos de cerveza póker sobre la mesa de centro de la sala. La ventana está abierta y desde fuera entra una canción que dice: “he mojado mis sábanas blancas recordándote”. En la cocina los trastos sucios se han apilado, hay moscas volando alrededor.  Un comercial de Pepsi muestra a un hombre llegar en una furgoneta con un gran equipo de sonido, instala un micrófono en frente y abre una Pepsi dejando que el sonido de esta sea tomado por el micrófono y amplificado por su gran equipo de audio. El sonido se amplifica a una playa enorme en la que hay mucha gente de aspecto atractivo. Todos se abalanzan contra la furgoneta. La furgoneta también es una tienda ambulante de Pepsi. Todo esto ha sido comentado en un libro que hay en la biblioteca, está lleno de polvo. Un carrito de helado pasa por el frente de la casa, repite continuamente el sonido de Beethoven en formato midi. A las ocho de la noche la única luz es la del televisor que muestra a Sylvester Stallone golpeando a un hombre hasta la muerte. Hasta la muerte. El humo de un porro se establece como niebla frente a la pantalla. Una cucaracha mueve sus antenas sobre y alrededor de las cascaras de huevo en el suelo. Lo hace como un ciego tocaría el rostro de su hermano para reconocerlo después de mucho tiempo. Son las diez de la noche, una mujer se desnuda. Son las once, hay vidrios oscuros tirados por el suelo. La mesa de centro de la sala está rota. El sonido del agua bajando por el retrete. Un paquete de Cheetos vacío y aplastado reposa sobre la carta del juzgado primero. Suena el teléfono. No parara de sonar hasta que retrasmiten un episodio de Friends en un canal de televisión peruano.     

martes, 16 de septiembre de 2014

El sótano del Cielo, Saúl Álvarez Lara



“El Sótano del Cielo”, el libro de relatos de Saúl Álvarez Lara, fue editado por el fondo editorial de la EAFIT (2003), bajo la categoría de ficción “Antorcha y Daga”. El libro cuenta con nueve relatos. Todos estos relatos tienen algo en común, son relatos que se construyen en forma de enigma, cada relato se narra así mismo, no como un juego metaficcional a la manera en que encontramos otros relatos en su blog lamarginalia.com. son, para decirlo, la mano que se dibuja a sí misma. Hay una búsqueda y exploración bajo esta forma, en la que difiere el relato “El periódico De Un Día”, que suena más a un relato policial. Hay muchos antecedentes que han jugado con esta forma extraña de narrar y de hacer que el relato se cierre en sí mismo, un gran escritor en este estilo es Borges (La ruinas circulares). Pero en Italo Calvino también encontramos rastros de esta forma, por ejemplo en Las Ciudades Invisibles se juega constantemente con este tipo de argumentos que se cierran sobre sí.  Hasta algunos cuentos de Ray Brandury se proponen de esta forma. Se resume muy bien el libro en una frase de Vladimir Maiakovski al principio del mismo: Me ocurrieron cosas. O, yo les ocurrí a ellas.

Saúl Álvarez Lara es también autor de el libro de cuentos "Recuentos", "Teatro Leve". Las novelas "La silla del otro" y ¡Otra Vez!. Es además también editor de la revista Ficciones que cuenta con la participación de Darío Ruiz Gómez y Fernando cruz Kronfly, ambos escritores colombianos han publicado obras de importancia para le país como Hojas en el Patio y Las Cenizas del libertador. 

Un recuento del libro El Sótano en el Cielo:

Llegó: Un hombre llega a un hotel, nos cuenta que le gusta viajar por el mundo para descubrir aromas y sabores. Mientras espera la habitación habla con el recepcionista. Este, el recepcionista, le cuenta la historia de un titiritero que al igual que él espera la habitación. En seguida se cede la voz, que pasa de la primera persona del protagonista, a la voz del recepcionista a la voz del titiritero que es mencionada de forma indirecta y directa por el recepcionista. El titiritero hace un viaje mental a través de las aromas durante diferentes periodos de su vida, llega hasta “una cuna cubierta con un tul transparente”. Pero no sólo eso, también hay un olor a pólvora que crea incertidumbre sobre la muerte de su padre. La narración constantemente juega en ir y venir en los diferentes niveles de la narración, el narrador del principio, el recepcionista y el titiritero. Hay simetría y paralelismo en la historia del hombre que espera y el titiritero que se descubre al final  como el mismo ser que narra y es narrado.

La pesadilla: En este relato también se intenta llegar a una narración en tres niveles, asistimos a la narración de una narración de una narración, un loop infinito. El juego metaficcional es divertido y mucho más preciso en los niveles narrativos. El argumento se repite tres veces, un editor literario trabaja en un relato en el que un hombre comienza a sufrir de claustrofobia a los ascensores a raíz de una pesadilla. Siente, cada vez que entra a uno, que morirá aplastado por este, pero en el momento ultimo despierta de la pesadilla. Pero la narración se va confundiendo con sus vivencias personales. Los tres personajes que viven lo mismo son Luis,  Alberto y Juan. Ante la evidencia de correlación entre los textos la lógica dice que leamos a ver que dice el final, en que termina esto, y allí la sorpresa.

Estatua: “Soy una obra de arte, estoy en la calle y no me muevo”, así comienza este relato en el que un hombre, que hace de estatua en los parques y plazas pidiendo monedas, nos cuenta su vida. Es una narración en primera persona. Un día, mientras se organiza para volver a casa alguien lo llama, y le dice: “Desde cuando lo vi el primer día, cuando hizo el papel del autor de cartas, quise escribir un cuento sobre usted. Aquí está, léalo. No, no me diga nada, si le gusta monte un número con él”. 

No hay muerto malo: Nos cuenta lo que hace la propietaria por tener lleno su restaurante. Está narrado en tercera persona, aparece de manera lineal, no hay juego metaficcional. Pero sí hay un camino muy medido, por parte del autor, hasta lograr un climax de sorpresa al final. Al modo de que lo explica Piglia, aquí se cuentan dos historias, pero sólo de una tenemos la evidencia.

El Periódico de un día: está dividido en tres partes, cada una narrada desde un punto de vista distinto.  La primera parte está narrada en tercera persona, pero está focalizada la historia desde Mora. Este busca en los periódicos de su vecino, tomándolo sin permiso, los clasificados. Necesita un empleo, y usa esa excusa para explicarse. Sin embargo se da cuenta de algo, cada día el periódico que llega a su puerta es el mismo. La segunda parte de la historia está narrada en primera persona. Es narrada por el vecino de Mora, a quien este le robaba los periódicos. A saber, el cuerpo de Mora es encontrado muerto en su apartamento, se presume suicidio, pero no hay claridad. El discurso del vecino de Mora discurre del interrogatorio del investigador. La tercera parte es narrada por el investigador, quien nos dejará al final con una revelación que aunque aclara el misterio inicial, deja más preguntas que respuestas. Un final abierto, un relato entretenido y con niveles de suspenso buenos en algunos fragmentos.

Diario de un desvelo: Un narrado en primera persona, un hombre, nos cuenta que sufre de un insomnio terrible. Vaga por la casa, cada vez que va al cuarto ve como su mujer duerme plácidamente, le ve sonreír repetidamente mientras él sufre. La mujer despierta. Ya imaginaran que sucede. Sí, eso. Por eso este relato no es tan bueno.

¡Ojo, cámara, acción!: Un hombre mayor, que no tiene una buena visión, de repente parece adquirir una supervisión. Puede enfocar a voluntad, igual que las cámaras de televisión (a la que es un aficionado total). Fantasea con ser un superhéroe.  Bedoya, como se llama el hombre, al final despierta. Ah.

El Arte del clasificador: La clasificación de todo lo que se pueda. Categorizar el mundo si es posible. Ese es el deseo de León. Este relato recuerda aquel otro, mucho más corto, de unos cartógrafos que quisieron cartografiar el mundo tal cual el mundo es. Sólo que aquí se trata de clasificar objetos, cosas, persona (tal vez), cualquier cosa. Y llenar libros con aquellos datos, aun hacer una clasificación sobre los libros que proveen una clasificación de los objetos.


El sótano del cielo: este es el relato que da nombre al libro. Es un relato en primera persona. En este, una persona llega a habitar un sótano. Hay una historia que el protagonista no comprende y que va de un aniversario de una fiesta. Todos lo tratan con confianza aunque él nunca ha visto a ninguno de ellos. Y dónde queda el sótano: “- Porque estamos en buenos Aires, respondió César, pero no en el buenos Aires que todos conocen, creen conocer, se imaginan o quisieran haber estado alguna vez. No, ése ¡no! Éste es el buenos Aires que llamaron así porque queda ¡más arriba del cielo!, dijo exagerando”. Es un relato entrañable, que al finalizar deja un sabor agridulce en la boca, eso es bueno.   

Porn & Pain, Elisa Victoria







A María Yuste






“Deseo aclarar con firmeza que estos textos no surgen sino de una pasión desmedida e innata hacia la pornografía. En ningún caso se trata de un ataque cínico o cualquier otra lastimera artimaña fruto del resentimiento. Esto no es una reivindicación: es un homenaje”.



Así comienza “Porn & Pains” el libro de Elisa Victoria (1985), publicado bajo el sello de la editorial Esto No Es Berlín (2013). Cuenta, además, con Ilustraciones bellísimas de Elena López Macías. Destaca la capacidad en la narración de entrelazar sensaciones, sentimientos, reflexiones, vivencias y pornografía sin caer en el lugar común. “Porn & Pains” es un libro sobre de la soledad y el placer. El deseo y el silencio. La pornografía y vivir a través de ella. También es un libro sobre el amor.

El libro se divide en tres partes y cuenta con un capítulo inicial llamado “Love Is Noise”, en este advertimos que no sólo exploraremos los deseos y las fantasías de quien narra, sino también el deseo de amar. Hablamos aquí de algo más que deseo carnal: “Me imagino, por ejemplo, el amor verdadero. La adoración más extrema. Sólo los niños solitarios sabemos lo que eso significa”.

La primera parte del libro es “Thank you for taking my hands”. La segunda se nos anuncia con el título “You were always on my mind”. Y la tercera como “porn & Pains”. No descubro si la división en tres partes del libro obedece a algún criterio en específico, aunque los tres nombres de las partes ya en sí proponen una historia. Se siente de manera parcial en todo el libro una velada historia de amor que queda más explícita en el capítulo final “Romance”.

Cada capítulo del libro presenta la misma estructura. Inicia -casi siempre- con títulos en inglés. Cada nombre sugiere una idea de lo que nos va a contar. Seguido de ello, a modo de presentación más que de epígrafe, nos aparece el nombre de una actriz porno, su descripción y una recomendación fílmica (Elisa Victoria tiene mi admiración). Un curioso del cine porno hallará un valor supremo en estas pequeñas presentaciones. A continuación encontramos una narración en primera persona sobre los hechos y reflexiones de la vida del narrador. En algún caso se apela al dialogo. Al final del libro hay dos cosas de importancia: un índice de las actrices porno que aparecen en el texto (que no aparezcan actores habla del gusto de la autora), y un listado de expresiones de la industria pornográfica: categorías, posiciones sexuales, acciones etc. Expresiones que también encontramos al inicio de cada capítulo: milf, teen, anal, blowjob, cumshot etc.

La pornografía en “Porn & Pains” es cotidiana. Hay capítulos en los que los nombres de las actrices se relacionan de manera directa con la narración, allí los deseos y tensiones quedan al descubierto como en el capítulo titulado “The center of the world”: Alisha Klass, la primera y la última en desarmarme por completo. O en “Phoenix Marie”: Phoenix Marie es la mujer con la que me quiero casar.  O el Capítulo “World’s Biggest Gangbang”, que describe una película en la que un ganbang resulta frustrante: Me pareció una estafa en muchos sentidos. Bajo mi criterio la cinta era incapaz de poner cachondo a nadie. En otras de forma indirecta como en el fragmento llamado “Bloody Pussies”, un amor frustrado que se consume en la masturbación viendo videos de japonesas. En algunas sólo es el fondo de una situación o una reflexión. Mis prioridades todavía no se habían establecido a la manera en que hoy lo han hecho. Entonces yo aún le tenía miedo a mi madre e incluso a algunos profesores. Empezaba a desvincularme de esos enormes e irreales sentimientos adolescentes pero mis acciones las dominaba una urgencia desesperada por follar

Siempre, es allí donde hay un gran acierto, la pornografía hace parte de los deseos y fantasías, de la soledad y la vida de la narradora.

En la entrevista realizada por María Yuste a Elisa victoria, que apareció en Vice, la autora hace un eco importante sobre un asunto, que en últimas es el lugar desde donde se narra Porn & Pains:"Hay mucha gente que está perdiendo la cabeza por recibir un abrazo sincero, gente demasiado frágil y tímida como para meterse una raya sin ganas o irse de putas. Supongo que también los hay que no tienen el cuerpo ni para hacerse pajas, pero yo había identificado a un montón de sujetos en mi misma situación y creí detectar este patrón. Personas muy torpes socialmente que están deseando amar y que se atiborran de pornografía. Ver a esas chicas guapas adoptar posturas y mirar fijamente a la cámara es lo más intenso y romántico a lo que puede aspirar este sector".      

Elisa Victoria se confiesa con sus lectores. El tono de su narración habla directamente al lector. Le dice, “ésto me gusta”, “ésto es lo mío”. La entereza sobre estas aseveraciones es admirable, no sólo porque provengan de una mujer, y sabemos todos los tabús que hay sobre si el porno es consumido por mujeres o no, que ha dado lugar a proyectos fílmicos exclusivos para mujeres –pensemos en los proyectos de Erika Lust. No hay tal distinción aquí, ni de corte feminista ni erótica de algún tipo especial. Tampoco romance o erotismo bobalicón tan común en literatura de este estilo.  Porn & Pains es el equivalente narrativo al poema “Porno” de Dorothea Lasky. Ella ha visto más porno del que pudiéramos ver jamás, ella nos tiene justo donde nos quiere; frente a ella y sin escapatoria. Ella es ahora nuestra actriz porno favorita. Lo admirable del trabajo de Elisa Victoria radica en la honestidad frente a contradicciones en la condición humana. Aun frente a sus propios gustos: “Algunas noches la pornografía deja de hacer efecto a causa del consumo abusivo o sencillamente me pican demasiado los ojos. Y tengo que parar. Afrontar la oscuridad y el silencio que vuelve lento y tortuoso. La cama como un desierto azulado”. (pag. 199)


Hay una gran cantidad de alusiones a amores lésbicos. A amores difíciles. A deseos de encontrar el amor. “Si alguien pudiera corresponder a mi amor en la medida en que yo amo”. Elisa Victoria es Madame Bovary, una menos idealista, consiente del mundo en que vive, pero igual que ella, busca el amor. Porn & Pains es la bitácora de esa búsqueda a través de la pornografía. 




Porn & Pains (Teaser oficial) from Joaquín León on Vimeo.