sábado, 21 de junio de 2014

La muerte del hombre orquesta, Enrique Zamorano




La muerte del hombre orquesta es el poemario de Enrique Zamorano editado por él mismo y publicado por la editorial Luma, bajo el programa Poetry will bemade by all!... Impreso en marzo de 2014, escrito con la vida llena de alcohol, drogas y rock and roll.  Sus páginas están llenas de música y decadencia. Es un libro extremadamente bello. 

Abrimos el libro y encontramos Te quiero mucho, un poema (¿poema?), un preludio que delinea el mercado bursátil. Suben acciones, puntos, down jones, acciones de BBVA, Napfre, etc… plantea un contexto en el que el hombre ha desaparecido, todo son números. A partir de allí el libro se divide en dos partes con un interludio en medio. La primera parte titula Permanece angustiado, el Interludio Dos poemas de amor inocentes, la segunda parte se llama Las invasiones. Cada una de estas partes es distinta entre sí, como si perteneciera a tres periodos distintos del poeta. Pero nunca se alejan de esa esencia, ese desencanto vivo al hablar la forma de vida.


“Qué bien se habla cuando se tiene veinte años”

Qué bien se escribe cuando no hay el peso de la responsabilidad de la vida, sólo su desazón, su búsqueda. Qué bien es escribir desde los bares sin preocuparse por un mañana, o preocupándose por alcanzarlo porque “Fuera de estas paredes de sangre/ de este cubículo que nada exige/ salvo esperar/ y esperar”. ¿Y que esperamos? No sabemos o estamos suficientemente drogados para pensarlo, o borrachos o cachondos o aburridos. Lo que venga, lo que suceda, eso es lo que esperamos. Cualquier cosa. Un programa de televisión. El poema Miguel y Luna está lleno de amor. El poema Not future for us está hastiado. El poema A mis amigos músicos que se fueron muy lejos, se pregunta a dónde ir. Si seguimos la linealidad de los temas parece ir creciendo, poco a poco, desde un lugar cerrado hasta abrirse como una flor. El propio poeta, el solipsismo, abriéndose paso hasta entrar en un mundo que vuelve residuo a sus habitantes, números o solamente seres profundamente angustiados. Permanece angustiado es memorable. Describe una forma de vida, una forma de adquirir una identidad o perderla. “escribimos Largos poemas porque creíamos en la resurrección en alguno de nosotros de Allen Ginsberg”, “subimos fotos a instagram de nuestras aventuras para que todo el mundo creyera que nos lo estábamos pasando bien de verdad”, “y tal vez mañana este rostro que nos compone no será más nuestro”. La muerte del hombre orquesta es uno de los poemas más largos, es como una gran historia épica y decadente de la juventud. Es una gran noche llena alcohol. Este poema tiene otra versión en la segunda parte, o un homónimo. El lenguaje de Zambrano es directo, casi parece prosa, y alcanza la sensibilidad de un poema de Bukowski. En este no puede haber otra cosa que vida, goce y energía.


Dos poemas de amor inocente

El primer poema de amor inocente se llama sasha grey, habla de una Sasha “capaz de comer 5 pollas a la vez”, un poema crudo. Un primer segundo y tercer encuentro con esta sasha. Un acercamiento a un enfermo de sida, poemas que se olvidan. El mundo es extremadamente violento. El segundo poema inocente es yerba, un poco más melancólico, igualmente crudo, pero rodeado de amor y sexo. Lo interesante de la poesía de escritores como Enrique Zamorano es su mundanalidad, que nunca dejará de sorprender. El esfuerzo en la escritura no está en la búsqueda incansable de un lenguaje, como en otros periodos de la poesía, sino en la recolección de las vivencias más profundas a través de este. Aunque la segunda parte del libro mostrará que no necesariamente es así.


La poesía dice

“Aquí viene mi secreto,/ mis ritos y mis fiestas azuladas/ mi lenguaje de clase/ agonizanteCiudad en llamas. Verónica dice es como una historia contada en tercera persona, un poema que referencia a Lou Reed, y una mujer perdida en juicios contra sí misma. La juventud frente a la pantalla. Esto es el discurso del débil como poesía”; no hay otro verso que describa mejor esta segunda parte. La muerte del hombre orquesta, Pesimismo, tu famoso impermeable azul, lucy in the sky, yo soy la peste, todos parecen confluir en el verso de poema cruel “pues sé que estoy solo y que ocupo/ todo el trono de la crueldad del mundo”.

El libro cierra con un epílogo, Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto, pero lo harán mientras estemos vivos parafraseando y contestando el verso de Zamorano.

El poema x que cierra el libro puede leerse a continuación:   

quería
hacer algo
te lo estoy diciendo
no te enfades
porque supongo que solo
quería hacer algo
y entre el querer y el hacer hay una línea
no me estoy burlando de ti
ya te he dicho que solo quería hacer algo
no me mires así ni finjas
pues esto no da pie al error ni a la confusión
desde el primer momento
lo quise hacer
quise hacer algo
te dije que quería hacerlo
pero no recuerdo qué es
o no lo sé ni me importa
tan solo era tomar otra postura
frente a esto
otro punto de vista
soy un hombre de palabra
así que te pido que me creas cuando te digo
que quiero hacer algo
y lo voy a hacer
quizás solo por intentarlo
porque estoy aburrido
y todas las criaturas de este mundo
me miran con sus ojos torcidos.

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