La muerte del hombre orquesta es el poemario de Enrique Zamorano editado
por él mismo y publicado por la editorial Luma, bajo el programa Poetry will bemade by all!... Impreso en marzo de 2014, escrito con la vida llena de alcohol,
drogas y rock and roll. Sus páginas
están llenas de música y decadencia. Es un libro extremadamente bello.
Abrimos el libro y encontramos Te quiero mucho, un poema (¿poema?), un preludio que delinea el mercado bursátil.
Suben acciones, puntos, down jones, acciones de BBVA, Napfre, etc… plantea un
contexto en el que el hombre ha desaparecido, todo son números. A partir de
allí el libro se divide en dos partes con un interludio en medio. La primera
parte titula Permanece angustiado, el
Interludio Dos poemas de amor inocentes,
la segunda parte se llama Las invasiones.
Cada una de estas partes es distinta entre sí, como si perteneciera a tres
periodos distintos del poeta. Pero nunca se alejan de esa esencia, ese desencanto
vivo al hablar la forma de vida.
“Qué
bien se habla cuando se tiene veinte años”
Qué bien se escribe cuando no
hay el peso de la responsabilidad de la vida, sólo su desazón, su búsqueda. Qué
bien es escribir desde los bares sin preocuparse por un mañana, o preocupándose
por alcanzarlo porque “Fuera de estas paredes de
sangre/ de este cubículo que nada exige/ salvo esperar/ y esperar”. ¿Y que esperamos? No sabemos o estamos
suficientemente drogados para pensarlo, o borrachos o cachondos o aburridos. Lo
que venga, lo que suceda, eso es lo que esperamos. Cualquier cosa. Un programa de
televisión. El poema Miguel y Luna
está lleno de amor. El poema Not future
for us está hastiado. El poema A mis
amigos músicos que se fueron muy lejos, se pregunta a dónde ir. Si seguimos
la linealidad de los temas parece ir creciendo, poco a poco, desde un lugar
cerrado hasta abrirse como una flor. El propio poeta, el solipsismo, abriéndose paso hasta entrar en un
mundo que vuelve residuo a sus habitantes, números o solamente seres
profundamente angustiados. Permanece
angustiado es memorable. Describe una forma de vida, una forma de adquirir
una identidad o perderla. “escribimos Largos
poemas porque creíamos en la resurrección en alguno de nosotros de Allen Ginsberg”,
“subimos fotos a instagram de nuestras aventuras para que todo el mundo creyera
que nos lo estábamos pasando bien de verdad”, “y tal vez mañana este rostro que
nos compone no será más nuestro”. La muerte del hombre orquesta es uno de los poemas más largos, es como una gran
historia épica y decadente de la juventud. Es una gran noche llena alcohol.
Este poema tiene otra versión en la segunda parte, o un homónimo. El lenguaje
de Zambrano es directo, casi parece prosa, y alcanza la sensibilidad de un
poema de Bukowski. En este no puede haber otra cosa que vida, goce y energía.
Dos poemas de amor inocente
El primer poema de amor
inocente se llama sasha grey, habla de
una Sasha “capaz de comer 5 pollas a la vez”, un poema crudo. Un primer segundo
y tercer encuentro con esta sasha. Un
acercamiento a un enfermo de sida, poemas que se olvidan. El mundo es
extremadamente violento. El segundo poema inocente es yerba, un poco más melancólico, igualmente crudo, pero rodeado de
amor y sexo. Lo interesante de la poesía de escritores como Enrique Zamorano es
su mundanalidad, que nunca dejará de sorprender. El esfuerzo en la escritura no
está en la búsqueda incansable de un lenguaje, como en otros periodos de la
poesía, sino en la recolección de las vivencias más profundas a través de este.
Aunque la segunda parte del libro mostrará que no necesariamente es así.
La poesía dice
“Aquí
viene mi secreto,/ mis ritos y mis fiestas azuladas/ mi lenguaje de clase/ agonizante” Ciudad en llamas. Verónica dice es como una historia contada en tercera persona, un
poema que referencia a Lou Reed, y una mujer perdida en juicios contra sí misma.
La juventud frente a la pantalla. Esto es “el discurso del débil como poesía”; no hay otro verso que
describa mejor esta segunda parte. La
muerte del hombre orquesta, Pesimismo, tu famoso impermeable azul, lucy in the
sky, yo soy la peste, todos parecen confluir en el verso de poema cruel “pues sé que estoy solo y que ocupo/ todo el trono de la crueldad del
mundo”.
El
libro cierra con un epílogo, Nadie
hablará de nosotros cuando hayamos muerto, pero lo harán mientras estemos
vivos parafraseando y contestando el verso de Zamorano.
El
poema x que cierra el libro puede leerse a continuación:
quería
hacer
algo
te lo
estoy diciendo
no te
enfades
porque
supongo que solo
quería
hacer algo
y
entre el querer y el hacer hay una línea
no me
estoy burlando de ti
ya te
he dicho que solo quería hacer algo
no me
mires así ni finjas
pues
esto no da pie al error ni a la confusión
desde
el primer momento
lo
quise hacer
quise
hacer algo
te
dije que quería hacerlo
pero
no recuerdo qué es
o no
lo sé ni me importa
tan
solo era tomar otra postura
frente
a esto
otro
punto de vista
soy un
hombre de palabra
así que
te pido que me creas cuando te digo
que
quiero hacer algo
y lo
voy a hacer
quizás
solo por intentarlo
porque
estoy aburrido
y
todas las criaturas de este mundo
me
miran con sus ojos torcidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario