***
Esto es importante de algún modo. La carta del tarot número doce pertenece a la figura de El colgado. Esto yo no lo sabía, de hecho lo aprendí de boca de J. quien me ha dicho que toda depresión es una enfermedad psíquica. A veces esto viene de forma natural al igual que muchas catástrofes ambientales, la psique, al igual que la naturaleza, busca equilibrio. La interpretación es hermosa. En la foto de perfil en facebook yo estaba puesto de cabeza, ella en un comentario puso la carta, como diciendo, “hey, mira, tu vida”. Esto me llamó la atención y hablamos una noche por mucho tiempo, ella me leía fragmentos de un libro sobre Jung y el tarot y yo no podía dejar de sentirme señalado. William Styron dice que el hilo conductor de la mayor parte de la literatura es la depresión, es más que un estado de ánimo bajo, es una enfermedad. “Estaba yo enfermo”, interpreté. De alguna manera, toda esta vida funciona bajo las acciones inconscientes, llenas de miedo y confusión de la psique. Cierro mis ojos, e inclino mi cabeza. Recuerdo. En Cali entré a un bar y me senté y bailé gran parte de la noche con una chica. No hice más que beber y bailar. No pronuncié ninguna palabra. Ella volvía a su mesa y yo a la mía acabada la canción, me quedaba en silencio. Fue una época extraña de mi vida. Hice esto mismo por semanas. A veces volvía a ser esta chica mi compañera, otras no. “Eres un tipo extraño”, me dijo una vez, fumábamos afuera. Moví la cabeza como diciendo, “¿y qué?” Comenzamos a tirar, lo hicimos por algunas semanas. Luego yo dejé de salir. Nunca le pregunté su nombre, ni su teléfono, nos encontrábamos siempre en los bares. En Cali uno siempre se encuentra a la misma gente en todos lados. Me vi de nuevo en ese estado y en esa vida antes de que J. viniera y me leyera lo que Jung decía sobre la enfermedad psíquica. Estaba huyendo de nuevo. Raquel Aragón escribió un relato sobre una chica que tiene un episodio de depresión o tristeza y frustración, en el relato fija su mirada, o parece darle importancia, a las paredes azules. En El tapiz amarillo, Perkins Gilman, dice exactamente lo mismo que Styron y Jung respecto a la depresión, ella fija la mirada en el tapiz amarillo casi de igual forma que Raquel Aragón. No sé absolutamente nada de Raquel salvo que ha escrito ese relato y me lo envió para compartirlo. En los sueños comienzan las responsabilidades, de Schwartz, la fijación se da no en una pared sino en una pantalla de cine. El hilo que lo une todo. El cuarto que nos encierra. Estar enfermo y la necesidad de sanar. ¿Qué sabemos de esto? La tormenta. El caos. Esto es bello. La intensidad es bella. La frustración es bella. El fracaso es bello. Todo absolutamente todo lo que en estas paredes oscurecidas vivo es bello. No hay nada que pueda conocer fuera de mí. Y sólo puedo cantar a la belleza de este estancamiento y ebriedad, porque cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. Este fracaso de alguna forma nos une. Pero, ¿importa ahora que puedo levantarme y aplaudir porque he encontrado el amor?
***
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
De alguna forma esto tiene que acabar. En mi ventana despunta el alba y la odio. Podría tirarme al suelo, cerrar los ojos y comenzar a reír. Llevarme las manos a la cara y en esa oscuridad ver los rostros de todas las personas que me han amado y de alguna forma sentirme agradecido. Luego dormir, quedar inconsciente en una bruma aún más oscura y en un silencio mucho más ruidoso. Pero no es esto lo que hago, tomo un libro y leo un poema en voz alta, camino descalzo y con los cabellos revueltos. Y teniendo dentro de mí esta misma sensación, golpeándome una y otra vez, me lanzo fuera. La habitación termina por aclararse con el día y la música cesa.
*Para esta ocasión uso Gumroad para la descarga del libro, puede hacerse de forma gratuita, si desean pagar algo también se puede. Tiene una opción de compartir o enviar a alguien como regalo, lo cual me parece algo interesante. Un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario