jueves, 7 de noviembre de 2013

Ningún paraíso es tal sin su serpiente



Muy temprano en la mañana mi madre me abraza, canta un Feliz Cumpleaños desafinado y lleno de amor, en la segunda, un tono abajo aparece cantando mi hermano.

Los abracé, afloraron besos en las mejillas: Primero a mi madre, luego a mi hermano, a su vez mi madre me besa y luego mi hermano, luego mi madre a mi hermano y luego todos sonríen.

Entro y busco a mi padre, le doy un beso grande.

Todo es una escena de calor de hogar, un poco infantil.

Tengo cosas pendientes, hace dos días todo era insoportable, pero hoy me siento liviano.

Diría, feliz.

Tomé el primer café de la mañana viendo hacia afuera; otros hogares, otras personas.

Veintisiete, (27); Sólo es un número... Prendo la radio, podría escribir un poema.

Tomo un libro, lo abro donde había dejado la envoltura de un dulce.

Debo continuar, terminar y continuar.

Sísifo.

Son las 7 am. Pruebo el primer de café, leo la primera página, vivo un nuevo primer día; la ilusión es esperanza.

Mi madre prepara el desayuno mi hermano sale a estudiar.

Me siento lleno de vida, antes había de sentirme muerto, o moribundo.

"El paraíso. Con su serpiente, por supuesto. Ningún paraíso es tal sin su serpiente", leo, y me detengo.

Todo se siente bien.

R. H. Moreno Durán de seguir vivo cumpliría años también.

Respiro profundo y siento el aire entrar, es frío, lo sostengo, no pienso en nada, lo expulso.

Un sonado consuelo; es un nuevo día, es un nuevo día, digo.

Retomo la lectura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario