lunes, 3 de febrero de 2014

Diarios de Nada, Juan Guillermo Sánchez



Los relatos perdidos en la cotidianidad del libro Diarios de Nada bien podrían ser todos una misma y sola historia, que a diferencia de lo que intenta decirnos: Esto son relatos que van hacia ningún lado, en realidad se dirigen hacia esos momentos tediosos o aburridos en donde las decisiones triviales son pan del día a día. ¿Es Diarios de Nada una absoluta huida hacia el vacío? Probablemente no, pero es el fragmento de realidad que tratamos de olvidar por no llevarnos a ningún lado. Y precisamente ese ningún lado tiene una dirección precisa; la intensidad y exploración narrativa.

Juan Guillermo Sánchez es un escritor colombiano, que contra toda dificultad emprendió una campaña para financiar el libro, en el que creyó desde el principio. Había participado en el Concurso de Cuento Ciudad de Bogotá en 2007, no ganó, pero no dejó allí la posibilidad de ver materializado sus histéricas y tediosas historias (cualquier adjetivo que pudiera valerse de un significado negativo aquí adquiere otro sentido). También contra todo pronóstico Juan G. Sánchez me sorprendió con un regalo en día de reyes, una copia de su libro autografiado. Espero hacer honor a ese obsequio.
  

Los 16 relatos que integran Diarios de Nada no tratan de ocultarnos nada, refieren hechos cotidianos, sentimientos a los que se tiene fácil empatía. No hay adornos, ni grandilocuencias, tampoco está clara una elaborada técnica narrativa. Dentro del libro notaremos diferentes formas de llevar la historia. Tenemos, por ejemplo, Fuga Big-Bang en una histérica y peculiar narración que se desarrolla en primera persona y con tintes metanarrativos que te saca una sonrisa. Historias que parecen ir de para atrás como Loto Punk. Historias de borracheras, salidas nocturnas, relaciones de pareja; catarsis del novel escritor tratando de dar vida a sus historias.

El libro ha jugado con un elemento que lo hace dinámico. Integra bajo el título de cada relato un paratexto que te llevará a una página web, en la que podrás leer un poco más sobre este o el escritor. Este paratexto es muy interesante en términos de conectividad. En su versión física o digital podemos acceder a contenido distinto, que amplían o generan grupos de lectores. Esto también amplía la propia proyección de la idea de libro tan en debate hoy. Estos paratextos son fácilmente leídos por un teléfono celular o en la versión digital (que encontramos gratisen internet) a un clic.

Al leerlo notamos una voluntad desenfrenada que nos quiere llevar al caos, una escritura que quiere Ser. Allí lo valioso de esta propuesta. Tenemos historias cotidianas bajo todas estas pinceladas de un escritor joven, con todos los errores que implica la escritura, pero también con toda la fuerza por vencerlos. En nuestras manos tenemos un panorama sobre la vida en crudo, escrito con terquedad.

Juan Guillermo Sánchez es autor también de la novela Balda Track, recientemente fue lanzada. Desde Canadá tenemos esta historia que está impregnada de música por todos lados. Se cuela entre el amor, la vida académica, la vida laboral y los bares. Jugando un poco con la forma del libro o con la idea de novela Juan G. Sánchez nos da opciones de lectura, cualquiera a decir verdad, mientras nos da links y posibilidades de saltar a canciones que proponen ser la banda sonara de cada capítulo. De nuevo un elemento de conectividad que intenta unir esos aparentes enemigos lo físico y lo digital. Con lo que tenemos no una novedosa idea, sino una forma distinta de leer. Ante lo que, como sabemos, Steiner se aterraría.


De Juan Guillermo Sánchez tuve noticia gracias a una columna en ElEspectador.com, junto con otros escritores colombianos y que han dejado su obra libre en la internet como Fabián Buelvas, un escritor con influencias cortazianas en su escritura, o Javier Moreno, en una escritura que raya con situaciones absurdas.  

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