Uno. Lo
que está sucediendo con el blog perros-romanticos es algo que nadie hubiera
podido anticipar. “Es magia”, comentó alguien en facebook. De repente se abre
una ventana y todos quieren asomarse por ella. Podríamos hablar de movimiento
generacional, sin embargo, en un grupo
de escritores tan heterogéneo es muy difícil dar por sentado que todos respondén
a una estética y/o vivencias determinadas.
Han respondido, eso sí, a un amor por la literatura. Cuando enfrentamos este
panorama es inevitable preguntarnos: ¿son estos poetas? ¿En verdad es esto literatura?
La verdad no podríamos dilucidarla. Aquí hay goce y letras, nadie aún se pregunta
cuál es la justificación teórica para tal holgorio. Aquí hay goce y letras, lo demás no importa.
Dos. El
argentino Ignacio Irulegui dice algo como que la nueva crítica sólo es posible
cuando se tiene nuevas maneras de acceder a la literatura. Esas nuevas maneras
viven en internet. Ese es el lugar para la nueva literatura. Ese es el lugar
ideal, dice el joven Irulegui, para la crítica. Internet, amigos, es el camino.
No sólo lo es para jóvenes poetas, sino también, para nuevos narradores y
críticos.
Tres.
Antonio J. Rodríguez escribe un texto llamado Yo soy yo y mis influencias, el texto es una conferencia que se da en
la universidad de Valladolid a razón de un evento que va sobre la nueva
crítica. Allí Rodríguez (quien hace algo tan bello como el golazo del Rodríguez
colombiano), hace un panorama de múltiples enfrentamientos y dualidades en el
mundo literario. Foulcault decía que la literatura era confrontación, una lucha
constante de una forma de concebirla hacia otra más vieja y arcaica. Este es el
común “querer matar al padre”, y contra esto es que arremete Rodríguez. Tal vez
no hay un “querer matar al padre” porque: Nosotros, todos nosotros, amamos a
los buenos padres. Los movimientos generacionales, no sólo tratan de una búsqueda
constante de nuevas formas para la literatura (o la vida, o el arte), sino
también son caminos en los que se busca reivindicar otras, que se quedan
olvidadas. Sin duda, la literatura es un terreno violento, pero no por ello de déspotas.
Pensemos en las palabras de Wallace sobre la que sería la labor de los nuevos
escritores: “El trabajo patricida de los fundadores postmodernos fue grandioso,
pero el patricidio produce huérfanos, y no hay una cantidad suficiente de
fiesta que pueda arreglar el hecho de que los escritores de mi edad han sido
huérfanos literarios en el transcurso de nuestros años formativos. Como que
estamos deseando que unos padres puedan volver” (…) Pero: “…los
padres nunca volverán –lo cual quiere decir que nosotros tendremos que ser los
padres”.
Cuatro. ¿Cuál
es el nuevo camino de la novela, de la narrativa? ¿vemos el panorama desolador?
Tao Lin, en un ensayo para The observer, responde que: sólo hay un tipo de
novela: “un intento humano de
transferir o transmitir alguna parte
o la versión de su mundo de
noúmeno (cosa en sí) al del otro mundo de noúmeno”.
Es decir, la posibilidad de comunicar lo
que vive, en la distinción que hace Lin, una persona introspectivamente
y alguien quien crítica desde afuera todo el orden de las cosas. Y es este,
valor de explorar esa comunicación, que tomaría mano de recursos estilísticos,
en el cual –piensa Lin- se halla el sentido y futuro de la novela. Siguiendo
esto, no es raro entonces notar que lo que generan estos movimientos literaros
no son artilugios vacíos de mercado, sino vías de comunicación. En un sentido
muy orgánico: literatura. No es raro entonces, que movimientos como el de la
Alt Lit obtengan tanta fuerza, y tampoco lo es para espacios como el de los
perros-romanticos. Generar este tipo de expectativas
y lecturas son posibles gracias a que atienden a la realidad. Ahora, Lin discutía
la novela, la narrativa. Aquí hay poesía, pero ¿no está hoy la poesía inmersa
en el mismo tono que la narrativa?
Cinco. Arturo Sánchez hace una crítica
a la antología de poesía norteamericana Vomit, editada por el Gaviero ediciones
y prologada por Luna Miguel. Sobre la escrituras de los poetas no-poetas
Sánchez escribe: “Y
de hecho lo que los poetas hacen es señalar, más con asco y con algo de
angustia que con romántica desesperación, la insuficiencia de la vida, su tedio
inherente, la incapacidad de vivir a la altura de nuestras expectativas, la
desorientación, lo incomprensible, la impermeabilidad a nuestros propios
sentimientos y a nuestras propias experiencias, la distancia impersonal y tenue
del sujeto frente a su propia existencia”. Esto es, la imposibilidad, con
exactitud, de la poesía. ¿Querían una antipoesía? Aquí la tienen.
Seis.
Roberto Bolaño es a Los Perros Románticos lo que David Foster Wallace a la Alt
Lit.
Siete.
Quiero leer porn & pains.
Ocho. La poesía y la narrativa se montan en un coche conducido por una tercera persona. A medio camino sufren un accidente de tráfico. Solo sobrevive la conductora, que pierde una pierna. Esa mujer mutilada es la excusa de una película de Greenaway y también un poco todos esos movimientos coronados por el prefijo "anti".
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