Unas Palabras*
He comenzado a escribir estas líneas más de un centenar de veces. Meditaba sobre qué escribir mientras tenía la página en blanco. Cuando comenzó todo esto no teníamos la idea del camino que tomaríamos. Éramos personajes de Kerouac haciendo auto stop de libro en libro, de autor en autor, vagando por la red en busca de vida. Estar on line es nuestro on the road. Estábamos muy nerviosos antes de salir al aire, luego todo fluyó como si lleváramos tiempo haciéndolo. J. S. Montfort al siguiente día habló de lo sucedido en Hermano Cerdo. Su comentario está lleno de empatía, lo que se hace es valioso, no porque seamos nosotros, sino porque cosas como estás hacen de la literatura algo vivo. Algo que ya no espera un autor y un lector, sino que fluye en un profundo dialogo entre ambos. Los autores también son lectores. A Montfort le hizo falta la presencia de Meza, igual que a todos nosotros. Según nos informaron tuvo un problema personal que le impidió conectarse. Había confirmado su asistencia días atrás, él era nuestra preocupación porque tampoco se presentó al recital durante el lanzamiento de una antología que lo incluía. La presencia de Yaxkin el sábado nos tranquilizó, pero uno nunca controla esas cosas. Darío rodríguez desde Colombia nos ve saltar a un vacío esperanzador, hermoso, lleno de frenesí: a indagar en lo literario aunque los desastres minen casi todo a su alrededor.
María Yuste en España escribe en su blog y recoge algunas palabras que pronuncie en algún momento, me gustan. Cuando iniciamos con el grupo de Facebook sólo éramos tres personas soñando. Sentíamos uno por el otro un amor fraternal, de hermandad. Soñamos juntos, pero nunca nada como esto. O como lo que ha sucedido. La razón por la que he comenzado y reescrito tantas veces esto es porque no puedo ser objetivo (un gran problema), pero ¿quién puede ser objetivo con todo este amor ahora en el pecho? Sobre el hangout del primer día hubo selfies frente a la pantalla de los ordenadores con nuestras caras con gestos divertidos. Un par de personas se conectaron al hangout para verlo desde sus televisores. Aquí hay lectores y autores. Todos los somos. Aprendimos, igual que David Meza, “que quizá, incluso, la poesía es”. Carmen Juan en “la Palabra Justa” dedica unas palabras al hangout. La Revista Coronica de Colombia también reseña el hangout.
Pero no es precisamente de nosotros los que vale la pena hablar, de esto que es tan nuevo. No habríamos hecho nada si no hubiéramos estado vagando por todo internet bebiendo de fuentes de poesía nueva. Recordemos lo que ha hecho en inglés Ana Carrete con “new wave vomit”, o lo que a la par, en español, ha hecho Luna Migue con “tenían veinte años y estaban locos”. Así que todo esto también es de todas esas personas que en silencio, sin mucho ruido -como lo escribe Darío Rodríguez en su columna- han hecho una labor hermosa por la literatura. A ellos hago mención, a ellos esto.
A Hermano Cerdo que en voz de J. S. Montfort escribe: Esto fue muy bonito de ver, pues aquí en hermano cerdo desde siempre hemos participado en un sentir análogo y la revista ha querido ser un punto de encuentro entre escritores, geográficamente dispersos, pero unidos por la pasión común de la literatura.
A la Revista Coronica que hace un buen trabajo al recopilar autores colombianos.
A Stanislaus Bhor y su hoguera para que arda goya.
A Darío Rodríguez y Rubén Higuera por sus conversaciones con nadie
A Luis Silva y su Electric Cereal
A Héctor Hernández Montecinos y su trabajo en las antologías
A Arturo Sánchez y su Palpitatio Lauri
A Daniela Camacho y su Habitación de la Heroína, uno de los primeros blogs que leí y que trataba de ir presentando nuevos escritores. A ella un abrazo enorme.
A todas la personas que desde sus blogs llenan las pantallas con sus traducciones: José María Martínez, Jesús Carmona-Robles, Óscar García Sierra, Caterina Scicchitano, Martín Rangel (creo que olvido algunas, perdónenme)
A todos esos lectores clandestinos, a esos que han estado siguiéndonos, sobre todo a ellos: lo lectores
A los autores y proyectos editoriales que no han tenido el miedo de dejar sus libros libres para descargar desde internet, sin esas acciones no seriamos posibles.
A todos
Sé que olvido personas y proyectos, les doy mis disculpas, pero siéntanse representados en todo lo que ha sucedido, sin ustedes nada hubiera sido posible.
A Luna Miguel y a Kevin Castro, un amor infinito.
Les abrazo a todos, esta es su casa, esto es de ustedes.
*Este texto fue escrito para Los Perros Romanticos
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