miércoles, 28 de agosto de 2013

Estoy leyendo un libro que confundo con mis pensamientos y a demás está el problema con Sandra

Estoy leyendo. Algunos pensamientos se me cruzan en medio, hago como si leyera pero no estoy leyendo de verdad. Lo noto cuando trato de recordar qué decía la página anterior; cuando esta o tal sucesión de hechos inesperados me sorprenden, una corta relectura hace todo obvio -¿Qué voy hacer conmigo? debo encontrar una fuente de dinero o las cosas en casa se agudizaran-. Mis ojos se cansan, bostezo, paso mi mano por mi rostro. Hace calor. Hay un par de niños jugando en la calle, sus gritos y los rebotes de la pelota me recuerdan cuando solía jugar. Hace mucho no juego. ¿A dónde irá el tiempo cuando nos aburrimos? Bostezo. El perro viene a lamerme, lo espanto con un grito. El libro casi no pesa nada pero me empieza a incomodar; giro mientras lo tengo en las manos, me acomodo en el sofá, me recuesto; no hay alivio.

¿Dónde iba? Estoy leyendo. Algunos pensamientos se me cruzan en medio, hago como si leyera pero no estoy leyendo de verdad… -no habré leído ya esta frase, continúo-... Mis ojos se cansan, bostezo. ¿Es lo mismo que sentía hace rato cuando dije que "Mis ojos se cansan, bostezo"? Recuerdo que había devuelto algunas páginas. Retomo la lectura: El perro viene a lamerme, lo espanto de un grito. Esto es aburrido. ¿Sandra ya estará conectada en Facebook? hace tres días que no hablamos. Aunque me recomendaron que jamás le hiciera la pregunta se la hice, o se lo insinué, en ese momento se desconecto. Debo imaginar que está ocupada con eso que dijo que se ocuparía unos días y que no entendí o no quiso explicarme bien.

Siento que mis párpados se cierran, no lo hacen en realidad, es sólo una sensación. Paso mi mano por mi rostro. Aprieto mis ojos, con los dedos les doy un masaje algo brusco... Todo el tiempo se dilata. Recuerdo esos panecillos que una vez hice en un viaje al parque temático del Café. El almuerzo estuvo delicioso hoy. Cómo decirle a Sandra que entendió mal lo que dije; es mi última carta, ¿se conectará hoy? Me molesta cuando las páginas carecen de párrafos, van palabra tras palabra y ni un sólo espacio en el cual descansar. La 500 millas de Indianápolis.

Otra sátira de mis padres y explotaré, no reconocen las cosas que he hecho, si en parte estoy hoy en casa es porque no me fui cuando el barco se hundía, aguanté hasta lo último. Hace calor... ¿A dónde irá el tiempo cuando nos aburrimos? Hay una ausencia de todo. El tiempo está ahí pero un poco más lento casi como lo estoy en este momento, no me quiero mover. Este libro en mis manos, y ya olvide que decía; bostezo, paso mi mano por mi rostro.

-No quiero conectarme y ver que Sandra respondió mi mensaje disculpándose y haciéndose a un lado y tener que dar explicaciones que aún no sé me incomoda (Las frases se vuelven demasiado largas cuando las digo)...

Trato de leer en voz alta para llevar el hilo de la narración. Cada palabra me parece distinta a la que llevaba en la mente, casi me parece otro libro el que leo -el libro no pesa nada pero me incomoda-, va perdiendo cierto significado. Es como romper el silencio, ya no recuerdas cómo sonaba todo antes de, aunque no hay silencio, antes estaban los gritos de los niños, la pelota y el grito al perro. No recuerdas como era todo antes de, por ejemplo, el Barco se hundiera y tuvieras que pasar las tardes leyendo porque perdiste tu empleo.

Todo el camino es el mismo camino. Toda relectura es parte del camino. Cuando el perro persigue su cola. ¿No se da cuenta que es la suya o entiende el juego y trata de divertirnos? Soy el perro persiguiendo su propia cola; todo hace parte del camino...

Sandra es quisquillosa, ella odia a quienes deben hacer dos veces las cosas como repetir dos veces lo que uno dice; cuando hablo parece que no me oyeran entonces debo repetir en un tono de voz más fuerte; Sandra odia eso, aunque no le molesta el tipo que una y otra vez le pregunta cómo está, o que la salude cada vez que se la encuentra por los pasillos de la universidad. ¿No olvidé algo hoy? La tarde parece no acabarse. El tiempo se dilata, eso me recuerda...

Tenia un lápiz que me duró casi toda la primaria, ese caso excepcional nadie lo comprende, o lo comprenden midiéndolo con eso de que cada regla tiene su excepción; mi lápiz sobrevivió a mis profesores de matemáticas y sus innumerables ejercicios. En verdad tuve siempre más de un lápiz, guardé el que venía grabado con dibujos y lo sacaba muy esporádicamente. Al parecer nadie notaba que usaba un lápiz distinto, eran como ciegos.

El perro viene y me lame...

Los niños afuera siguen gritando, los rebotes de la pelota marcan un ritmo, adagio. ¿El tiempo va rápido para ellos? Mi corazón va lento. Una vez copié en un examen de matemáticas, esa fue la última vez que tuve mi lápiz  El examen final de quinto grado estaba difícil, había anotado cierta regla matemática en un trozo de papel que escondí en un recodo del pupitre. Tenía una tapa ancha que se abría hacia arriba y era donde guardábamos los libros, no teníamos libros ese día, sólo un lápiz, borrador y tajalápiz. Llevé mi lápiz grabado con dibujos como amuleto. Nadie descubrió que hice trampa. Perdí mi lápiz a la salida. Claudia una compañera me lo pidió prestado, nunca lo devolvió.

Hay escritores que simplemente escriben sobre nada, los admiro más que a los que escriben sobre algo. La nada siempre es algo tentadora y minúscula. Es como el tiempo, no podemos manipularla sólo soportar la sensación que deja sobre nosotros. El tiempo descansa sobre mi brazo, mi respiración es lenta. Estoy leyendo, a veces es como si ya hubiera pensado lo que leo, la lectura se transforma en mi pensamiento. No escucho más a los niños en la calle, no recuerdo en qué momento cesaron los gritos y el ritmo que iba como loco. Hay silencio. El perro está tirado sobre la alfombra a mi lado, lleva una expresión de nada y probablemente la mía sea exactamente igual. ¿A qué hora volverán? En la noche Carlos debe enviarmela información a mi correo, ¿alguien me extrañará en Facebook? 
He empezado de nuevo la página anterior, no recuerdo nada; si sigo así probablemente leeré el libro tres veces antes de darme cuenta que lo he terminado.

El examen final de quinto grado estaba algo difícil… Sandra dice que invento historias para que me consuelen, que siempre estoy triste o aparentando estarlo para causar lastima, le he dicho que no. Siempre ve a otra parte cuando trato de explicarme. No sé porque lo dice, la única vez que me vio triste fue por la muerte de un amigo de la infancia, a balazos, en el vergel.


Me pica un pie, me rasco con el otro estirando los dedos y dejando que la uñas pasen ásperas por donde siento la comezón, hay cierto alivio. La expresión de mi rostro muestra esfuerzo, finge. Estiro mi mano para rascarme con ella, con la otra sostengo el libro y trato de que no se pierda la página. El perro me mira con expresión de nada. Bostezo. Cuento las páginas que faltan, hay suficientes para quedarme lo que queda de tarde y la noche; si cuento que mi concentración es pésima iré hasta el amanecer retrocediendo y avanzando como si jugara el juego de la escalera. Tiro los dados. La calle está silenciosa y todo acá adentro también, o aparenta estarlo; en mi cabeza hay un ruido intenso.

Cuando tenía 17 entramos a robar a un supermercado muy grande que hay en el centro, robamos un montón de dulces que luego nos repartimos entre ocho jóvenes, sólo conocía a dos de ellos. Eran una pequeña pandilla, fui parte de ella por ocho horas. 
En el universo hay diferentes tipos de estrellas…

siento como me comienza el dolor de cabeza, pequeñas punzadas dentro, llevan el ritmo de la pelota de lo niños, o el ritmo que llevaría la pelota si aun estuvieran jugando. Hay escritores que simplemente escriben sobre nada, los admiro más que a los que escriben sobre algo; me siento confundido, eso también lo odia Sandra, en general Sandra odia cualquier cosa que venga de mí, o que haga. Alguna vez estuve leyendo la biografía de Andrea Rincón (una cosa minúscula que dilata el tiempo con su prosa, eso es la nada, una cosa minúscula y tentadora). Andrea Rincón nació el mismo año en que nací yo o eso recuerdo haber leído, lo cual me lleva a la conclusión de que cuando era joven, y me masturbaba viendo sus videos y fotografías, ella también lo era; se ve mayor, de hecho todo el mundo se ve mayor que yo... 
Decir nada es muy difícil, aun el silencio habla sin que te lo propongas.

En cualquier momento tiraré este libro. El libro casi no pesa nada pero me incomoda. Me duele la cabeza. Estoy tirado en el mueble leyendo: Decir nada es muy difícil, aun el silencio habla sin que te lo propongas. ¿El silencio de esta casa dirá algo? a Sandra le molestan los silencios, pero ella no habla mucho, creo que esa es la razón. Estar con alguien que guarde silencio es como verse reflejada en un espejo, ella quiere reír, no soy nada gracioso. Leeré la última página y veré la televisión, estoy un poco harto de esto y no saber si avanzo o retrocedo o si pienso o leo. Cada tanto giro mi cabeza para ver el reloj, parece estar siempre en la misma posición aunque se que ha pasado el tiempo, antes habían niños jugando afuera. Me senté a leer con ánimos, mi cuerpo se fue deslizando hasta quedar recostado sobre el sofá. El perro viene a lamerme, lo espanto de un grito. 


Me siento aburrido, la historia es aburrida; es hora de que suceda algo, o hacer que suceda. Leeré en voz alta -otra vez la sensación de leer otro libro distinto al que he estado leyendo, la sensación que desdibuja cada palabra en el aire y que rompe el silencio que ya no sabré como sonaba antes-: 

2 comentarios:

  1. Me atrapó enseguida. encontré mucha gracia en la frases que se repiten como ecos y se conectan enseguida con las otras ideas, aunque sean dispares,dan la sensación de algo que no llega a ser, de piezas que se juntan y desjuntan para formar otra cosa. escribir sobre la nada, el aburrimiento, el tiempo que pesa. "Hay escritores que simplemente escriben sobre nada, los admiro más que a los que escriben sobre algo".

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  2. Llegué a esta hisotira porque no podía leer unos apuntes ya que se me cruzaban otros pensamiento. Pero la verdad, me encantó! En un principio pensé que eras mujer y que Sandra era una amiga, recién al final terminé de entender que eras hombre jajajaja Muy buena historia, y lo más gracioso es que no pensé en nada más, solo era tu historia y la imaginación. Creo que es la solución para poder seguir leyendo mis apuntes sin que se me crucen otros pensamientos jajaja Muchísimas Gracias por aparecen en el directorio de búsquedas y seguí así que tenes un manera hermosa ya atrapante de escribir!

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