Hace poco hablaba con un amigo,
lo hacíamos a través de Facebook; las cosas que genera el ocio. Le comente
sobre cierto cuento de Safran Foer llamado “Manual
para puntuar las enfermedades del corazón” y como en un salón de clases en
el que estuve alguna vez compañeros se rasgaban las vestiduras diciendo que no
era literatura (por lo menos no real), el asunto es que usa algunos símbolos o
emoticones para describir ciertas sensaciones, al final del cuento tenemos una
especie de conversación entre emoticones; ese era el asunto o lo es en
principio, el hecho es que la exploración tipográfica siempre ha estado
presente en la literatura y más o menos estos fueron los nombres y ejemplos que
dimos sobre el tema, Safran Foer en ese cuento genial fue el principio de todo.
Hay un verso de Luna Miguel que
me encanta… “También he visto a los mejores cerebros
de mi generación destruidos por el emoticono” (un poco como parafraseo o parodia a un verso de Ginsberg, no por ello falso) antes
de escribirlo y recitarlo no hubiera pensado encontrarse con un texto como el
de Richard Chiem, que recogió en la antología Vomit. La exageración del emoticón
llega al absurdo, sin que eso sea malo, sólo que no te lo imaginabas; es
genial, interesante, de esas cosas que te sacan una sonrisa y te hace pensar un
poco más sobre todo; replantearte las cosas… he aquí un fragmento:
Soñaste con esto. En el fin del
mundo todos están en una fiesta del fin del mundo. Toda la gente que conocemos
está en la fiesta. Un amigo tuyo trae un megáfono a la fiesta y en la intimidad
comparte la diversión con todos. Voces con nieve y mezcladas con
interferencias. Sola con tu vaso en la esquina, miras al exterior y la escena
te parece surrealista. Hasta llegas a poner tus manos frente a ti y tensas los
puños. Adviertes colores y recuerdos antiguos. Dices que puedo leer tu mente.
Preguntas si puedes leer que lo mío es tuyo. Te veo beber y me pregunto cuándo
empezarás a ser peligrosa. Cuando bebo vino tinto sé que también balbuceo. Te
concentras en apretar el aire en la base de tus pulmones, con aspecto enfadado,
y pasas delante de mí tres veces. Te sigo en una docena de vueltas por la
cocina, intentando darte pan y llamarte amor. En el sueño el resto del mundo
permanece silencioso en el salón. Tu madre dice que le gusto de verdad. Tu
novio de primero del instituto es un auténtico gilipollas.
Fragmento del poema “Leslie Cheung se tira desde mi edificio cierra
sus ojos y luego canta una canción que los dos conocemos y que nos encanta”
Ahora, hay
que decir que no son simples círculos, cuadros, autos o regalos. En sí es un
texto bien construido sólo que bajo un tipo de letra extraño (Odiaría revelar
el secreto a voces que tiene).
Todo es muy loco y divertido, y hay que ver los textos de Cummings, sus poemas convertían en una cosa loca la exploración tipográfica:
13:286
s-t-e-m-l-a-a-t-s-o-n
quien
m) ientr (as lo mi ) ramos
altoahora re
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R 11
(e
gAnDo .mTnAaOsLsEt)
reo(vol)rde(ver)na(se)damente para
,saltamontes;
Poema sacado de: Yo y el innumerable quien, e.e.
cumming
A eso le añadimos como mi amigo lo
comento
Código morse en medio del texto… lo
cual es muy extraño, y lleva hasta el absurdo el tema de los hipotextos e
hipertextos que tanto fascina a la mayoría de palabreros dentro de las
academia. Y mientras discutíamos que obra era más rara, quien hacia
exploraciones más locas (como la hacen muchos músicos de jazz que desgarran el
aire con acordes extraños como sacados de otro mundo junto con sus frases y
solos, esto es un poco así, y estoy pensando en Allan Holdsworth o John Zorn) nos preguntábamos ¿Qué es literatura en realidad? No podríamos
saberlo pero descubrir textos así es muy divertido. Sólo hay uno que es aún
más loco que todo esto; loco y extraño; Houses of Leaves, es la obra más loca
extraña y misteriosa que haya visto.
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