jueves, 8 de agosto de 2013

Ricardo Limassol, Jóvenes sin futuro, les habla su capitan


El tedio suele saludarnos desde la ventana como antes lo hacía la vida. Crecemos y la soledad nos rodea, la advertimos cuando alzamos la vista para ver por encima de la computadora; Las horas pasan y la vida no alcanza para ser /vida.//Daremos un par de pasos /equivocados/ y con eso bastará. Ricardo Limassol nace en 1987, un poeta joven que conocí gracias a Luna Miguel. Su poesía es un manifiesto fresco, va contra el mundo con toda la fuerza de un puño sobre el ring, su actitud suena igual a la de Hemingway "My writing is nothing, my boxing is everything". La lucha es una pasión desbordada; suena la cuenta regresiva, pero ¿quién ha recibido los golpes? Todos los poetas son fallidos. Estos poemas no buscan la perfección ni la majestuosidad que muchos otros reclaman. Sí quieren, por otra parte, hacerse oír en la juventud, hacerse con sus oídos distraídos con el barato rechinar de vendedores de diversión.

La edad perfecta para tener /delirios de grandeza en la/cima de un ladrillo, la edad perfecta para colgarnos de algunos versos y escalar las ruinas que hay tras la ventana. Jóvenes sin futuro, le habla su capitán está llena de una fuerza que pocas veces hemos leído, a veces parece un Whitman dando instrucciones a los jóvenes, sólo que este capitán es uno más de ellos: Oh CaptainMy captain! Pero nuestro viaje no termina, apenas comienza.  No comparo una poesía con otra; la voz de Limassol a través de sus versos es como una parodia de Whitman, sin que esto desmerite su valor. La poesía es otro manual de combate; uno nuevo, fresco...

Cómo tiembla mi mano cuando escribo un verso.
¿Por qué no dejas de escribir?
No lo hago porque desaparezco.
No morirás. Pero vivirás enfermo.

Enfermedad que corre y crece por todos lados, en nosotros ha dejado literatura que no hay que dejar pasar. Hoy sale un poeta que sugiere el estandarte de capitán y de manifiesto en su poesía; no se puede dejar de sentir así en cada uno de sus poemas; manifiestos pequeños para soportar el día, la soledad, la sensación que creemos tan nuestra y única.

Si hay algo más directo que el lenguaje de su poesía, algo más fuerte y seductor que sus versos son los títulos de los mismos. Empezando el libro tenemos Denme una manzana y convenceré a Dios para que nos regrese al paraíso, simplemente trasciende entre el tedio y el polvo que somos, antes éramos tierra, Tierra con alma, para recordar a Nicanor Parra. Ezra Pound pone una toalla sobre mis hombros y da instrucciones como una bala perdida que ha dado en el blanco. Nos ha puesto la figura de Pound como el entrenador que nos anima a la lucha. La imagen de una figura solitaria que lucha contra el mundo con un libro en sus manos; cuantas veces no hemos sido nosotros y, han sido para nosotros Pound u otro, quien nos anima desde las cuerdas, sosteniéndonos porque la vida es una lucha constante contra lo que se quiere y lo que se debe ser. Podemos imaginar a Kafka siendo un joven trabajador de día, y otro de noche sostenido por Dostoyevski; ser un Bukowski tomando cualquier empleo porque sus escritos son rechazados, mientras se instruye de Fante. ¡Cuánta terquedad!.

¡Cuánta terquedad!,
cuando decidiste ser
condenaste a tu familia;
sepultaste a tu madre antes
de tiempo.

Barbarismo es quizá el poema que refleja el sentido de su obra, no hay la intención clara de la obra maestra, sólo de recoger lo que somos; producto fallido, juventud sin futuro (por lo menos sin uno claro) ¿eso nos hace fracasados? No, sólo nos compromete a:

Promover la
desmitificación.
Guardar rencor y
cobrar venganza.
Prender fuego
al árbol de
la vida.
Bajarse del barco
antes de
su hundimiento.
Bostezar
antes las
grandes maravillas.
Decir y
perfeccionar
muchas mentiras.
Destruir el puente después de haber cruzado.

Antes el ginebra era medicina.

No importa fracasar como hombre, pero tenemos el derecho de intentarlo, de llamar nuestra vida de la manera que queramos. Todo ese sentimiento es el que encontramos en Limassol y el cual le da valor a su obra. Cualquiera que se acerque sentirá la pasión que crece desde su corazón mientras recibe instrucciones: vivir Sin esperanzas./Pero dedicado a la creación:/ No puedo.//No quiero.//No sé.//Hacer lo contrario.

La obra de Ricardo Limassol la podemos leer gratis en internet, un rasgo más de esta generación que vive adicta de las redes sociales, a las drogas. Llena de tedio, aburrimiento y desazón; producto del crecer y darnos cuenta que todo es distinto y la vida que palpitaba afuera era una ilusión. Su vitalidad, su nueva manera de hacernos sentir la poesía es admirable, sigamos a este capitán hasta que encontremos algo mejor que hacer.

Acá el link www.ricardolimassol.com

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